Washington.-

Luego de que Barack Obama recibiera el apoyo de la juventud en las elecciones estadounidenses de 2008, los republicanos cuentan con que su candidato a vicepresidente, Paul Ryan, consiga ganar esta vez la simpatía de ese sector del electorado.

De ser electo, el congresista de Wisconsin, de 42 años, se convertiría en el primer integrante de la generación X (los nacidos entre 1970 y 1988) en ganar el cargo y en el vicepresidente más joven desde que Richard Nixon asumió hace seis décadas a los 40 años.

Ryan representa a una generación diferente a la del candidato presidencial Mitt Romney, de 65 años, lo que es visto por muchos como un punto a favor.

La revista conservadora The Weekly Standard identificó a Ryan y al líder Eric Cantor como “las jóvenes armas” de la Cámara de Representantes, por su nueva forma de asumir las reformas necesarias en Washington y los problemas fiscales.

“Como es joven brinda ese estilo extra a la campaña, que tal vez un candidato mayor no tiene”, afirmó el estudiante Jacob Lowman, de 20 años, en un acto de campaña de Ryan en la secundaria Deep Run High School en Glen Allen, Virginia.

Mientras defiende su controversial plan presupuestario, Ryan también apunta a presentarse como un hombre común nombrando sus cervezas favoritas y recordando los 14 puntos que precisó para tratar una herida cuando jugaba al hockey en la Universidad de Miami en Ohio.

Lowman nació mientras Ryan se graduaba del secundario, y esos 20 años entre sus épocas de estudiante y su incursión en política -que incluye su primera elección al Congreso a los 28 años- podría motivar a quienes votan por primera vez, que no sólo están desconectados del sistema político, sino que se ven ante la peor situación financiera educativa en años.

Michael Short, el director de comunicación de 26 años del comité republicano en Virginia, cuenta con que Ryan consiga llevar su mensaje a los votantes más jóvenes. “Ciertamente es un atractivo para el voto joven. Y puede hablarles sobre variados temas económicos y de gastos que son los que los afectan directamente”, destacó.

En todo caso, para muchos Ryan es más que una cara bonita que le dio un buen empujón a Romney para obtener la atención de los medios. Su imagen es la del típico estadounidense de familia tradicional. Es el artífice del presupuesto alternativo republicano que propone un Estado menor y un mayor espacio para la iniciativa privada. Además, es un político curtido y preparado, capaz de defender sus ideas y planteamientos ante entornos hostiles.

Ryan es también un católico activo y ha dejado clara su posición conservadora en temas sobre el aborto, el uso de células madre, el matrimonio gay o restricciones temporales para comprar armas, propuestas por las que siempre ha votado o se ha manifestado en contra.

Al día en los impuestos

Cuando se trata de impuestos federales, el “número dos” de Romney demuestra que es cumplidor de la ley. Según sus  declaraciones de impuestos de los dos últimos años divulgadas el viernes, Ryan pagó una cantidad similar a la del presidente estadounidense y candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, pero inferior a la de Romney.

En 2010 la tasa de impuestos que pagó Ryan fue del 15,9%, y en 2011, del 20%, según los datos. Romney, por su parte, pagó un 13,9% de impuestos en 2010 y en 2011 estimó que está en alrededor de 15,4%, aunque no ha divulgado su declaración para ese año. Obama pagó en 2011 una tasa de interés del 20,5%, según la Casa Blanca.

Según los datos, Ryan y su esposa, Janna, tuvieron en 2011 unos ingresos brutos ajustados de $ 323.416 y pagaron $64.764 de impuestos al gobierno.