Después de que en el hospital ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), de Afganistán, hubo un bombardeo estadounidense que dejó la muerte de 22 personas (12 de ellos eran colaboradores), la entidad evacuó su personal de la ciudad de Kunduz.

El cierre del establecimiento de MSF es un golpe para la población civil que sufre las consecuencias de los combates entre el Ejército afgano y los rebeldes talibanes, que se disputan el control de la gran ciudad del norte de Afganistán. El hospital era el único capaz de tratar a los heridos graves en la región.

La OTAN, que cuenta con 13.000 soldados en Afganistán, incluidos 10.000 estadounidenses, tildó lo ocurrido de “daños colaterales” que podrían haber sido provocados por un bombardeo de la aviación estadounidense, que apuntaba a talibanes. EE.UU. reconoció el ‘error’, y MSF exige explicaciones. (I)