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A la población le cuesta cada día más llegar con algo de dinero a fin de mes

La clase obrera argentina se siente excluida en el gobierno de Mauricio Macri

Miles de argentinos se concentraron en la Plaza de Mayo para protestar contra el nuevo gobierno neoliberal.
Miles de argentinos se concentraron en la Plaza de Mayo para protestar contra el nuevo gobierno neoliberal.
Foto: Noelia Laulaja / Cortesía.
02 de mayo de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

“Hoy nos están pisoteando. La dignidad de los argentinos está pisoteada. Me robaron la dignidad”, dice Alejandra Rosales, una ama de casa de 44 años, 8 hijos y un marido desempleado al que despidieron de la panadería en la que trabajaba tras el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones de octubre pasado.

Alejandra camina despacio junto a una columna de activistas del Movimiento Evita. Acaba de dejar atrás la histórica Plaza de Mayo y avanza con paso firme hacia el Monumento al Trabajo, a solo 10 cuadras de la Casa Rosada, la sede del gobierno. Allí, el viernes pasado, más de 350.000 personas se concentraron para protestar contra el ajuste y la ola de despidos aplicada por el nuevo gobierno neoliberal en un acto masivo organizado por las cinco centrales sindicales en que está dividido el movimiento obrero argentino.

“Vengo porque lo que está haciendo este gobierno deja mucho que desear. Desde que asumió (el 10 de diciembre) hasta hoy los pobres estamos pasándola muy mal”, dice a EL TELÉGRAFO esta mujer a la que le cuesta cada día más llegar a fin de mes y vive en una modesta vivienda de la localidad de Grand Bourg, en la periferia oeste del Gran Buenos Aires.

Ella recibe una pensión de 4.300 pesos (unos 300 dólares) por familia numerosa, uno de los planes sociales aprobados durante el gobierno ‘kirchnerista’ y que el actual ejecutivo ha mantenido. Hasta hace 5 meses el salario de su marido y su pensión les permitían vivir dignamente, pero su vida cambió.  

Las malas noticias se acumularon. Tras el triunfo de Macri, despidieron a su esposo ante el nerviosismo generado en las pequeñas y medianas empresas por el temor de una devaluación (que alcanzó al 50 por ciento), el alza de los costos por una inflación elevada y la amenaza de una apertura indiscriminada a las importaciones. La inflación ya llega al 40% anual, con aumentos de tarifas de servicios básicos de electricidad, luz y agua que rondan entre el 300% y 700% e incrementos de hasta el 100% en el costo del transporte.

“Ahora no llego a fin de mes. Ya no puedo pagar la luz o los demás servicios porque las cuentas son terribles. Tengo muchos hijos que alimentar y mi marido está sin trabajo. Ahora hace changas (trabajos ocasionales) de albañil cuando hay. Le dan 300 pesos por día (unos 20 dólares). Pero no consigue todos los días. Dependemos de mi pensión, pero no alcanza”.

¿Y cómo se hace para alimentar a una familia numerosa en esas condiciones?

Hacemos malabares. Imagínate, hay que comprarles zapatillas a los chicos, comprar los útiles escolares, la comida... Por eso vine. Hay que salir a la calle. Y falta mucha gente por salir. Yo no lo voté a Macri, pero voy a pagar las consecuencias de quienes sí lo votaron”.

Alejandra pide que “el gobierno tome conciencia y no haya más despidos. Macri dice que todos (los empleados públicos licenciados) son ñoquis. Pero son todos laburantes (trabajadores) que llevaban su sueldo a su casa. Y ahora está muy difícil la situación”.

Desde que asumió el gobierno, Macri despidió a más de 10.000 empleados públicos, según admitió el propio gobierno. Pero a esa cifra hay que sumarle decenas de miles más en municipios o gobernaciones bajo control ‘macrista’. Según estimaciones del Centro de Economía Política (CEPA), 142.000 personas perdieron sus trabajos en los últimos 4 meses, el 48% de los cuales en la administración pública. “Esto tiene que cambiar de alguna manera. Nosotros pensamos que el pueblo tiene que salir a la calle y el pueblo está saliendo a la calle otra vez”, afirma.

Alejandra se muestra triste por la situación que enfrentan los argentinos más postergados como ella. “Todos los derechos que ganamos en 12 años hoy los estamos perdiendo. Hoy nos están pisoteando. La dignidad de los argentinos está pisoteada. Me robaron la dignidad. Cuando llegó Néstor Kirchner al gobierno (en el 2003) nosotros volvimos a ser personas. Teníamos dignidad. Ahora nos está matando este gobierno”, enfatizó.

Y agregó: “me están excluyendo” de la sociedad. Con este sistema, el pobre va a ser más pobre o directamente no va a existir más el pobre”.  Sin embargo, Alejandra tiene tiempo para sonreír y no se da por vencida: “Yo salgo a la calle.  Hay que salir para poder mantener a mis hijos. Hay que poner el pecho” a la adversidad, concluyó. (I)

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