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Kennedy pensó intervenir militarmente en Brasil

Kennedy pensó intervenir militarmente en Brasil
08 de enero de 2014 - 00:00

Brasil pudo ser otro Vietnam para Estados Unidos. Documentos inéditos del mayor recopilador de documentos sobre la dictadura brasileña indican que un mes y medio antes de ser asesinado, el presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy evaluó con sus asesores en la Casa Blanca la posibilidad de invadir  o participar de una eventual guerra civil en Brasil para derrocar al presidente Joao Goulart, a quien consideraban un aliado de la Cuba de Fidel Castro en el gigante sudamericano.

La revelación ocurre cuando el país se prepara, el 31 de marzo próximo, para recordar los 50 años de la dictadura militar iniciada en 1964 con el golpe contra el laborista Goulart y que duró hasta 1985. Este año la Comisión de la Verdad, instalada por la presidenta Dilma Rousseff, deberá entregar su investigación sobre los crímenes de la dictadura, impunes merced a una ley del presidente de facto Joao Baptista Figueiredo, en 1979.

El sitio Archivos de la Dictadura, del periodista Elio Gaspari, columnista de los diarios O Globo y Folha de Sao Paulo y quien más publicó libros sobre la dictadura militar, revela audios desclasificados por Estados Unidos en el cual aparece Kennedy discutiendo la situación brasileña, en el marco de la Guerra Fría y de las acciones contra la Revolución cubana y el gobierno independentista de Vietnam. Gaspari relanzará el próximo mes una nueva edición de su obra La dictadura avergonzada con el capítulo Kennedy.

“¿Usted ve la situación yendo hacia donde debería ir? ¿Cree que es aconsejable que hagamos una intervención militar?”, le pregunta Kennedy en una reunión en el Salón Oval de la Casa Blanca al entonces embajador brasileño en Brasil, Lincoln Gordon.

Goulart cayó víctima de una conspiración militar iniciada el 31 de marzo de 1964 en Minas Gerais.La reunión ocurrió 46 días antes de que Kennedy fuera asesinado en Texas en noviembre de 1963. Su sucesor, Lyndon Johnson,está grabado conversando abiertamente sobre el apoyo de la Marina estadounidense con buques de guerra en el litoral del país al movimiento golpista.

Goulart cayó víctima de una conspiración militar iniciada el 31 de marzo de 1964 en los cuarteles de Juiz de Fora, sur de Minas Gerais. El líder laborista había accedido a la presidencia en 1961, tras la renuncia del mandatario Janio Quadros, del cual era vicepresidente. Goulart, ratificado en plebiscito, murió en 1976 en el exilio en Argentina y su deceso está bajo investigación porque se sospecha que pudo haber sido envenenado por agentes uruguayos en territorio argentino en el marco de la Operación Cóndor, la red de cooperación de las dictaduras latinoamericanas.

Goulart había lanzado las reformas de base, con énfasis en la reforma agraria, como parte de su agenda de izquierda que se alejaba del alineamiento de Washington. Haber viajado a la China de Mao Tse Tung a restablecer relaciones y recibir a Ernesto ‘Che’ Guevara en Brasil lo catapultaron como un blanco de los analistas del Departamento de Estado en las gestiones de Kennedy y Johnson. Antes de este giro, Goulart había visitado a JFK en la Casa Blanca.

Dilma Rousseff, quien en octubre se juega la reelección, fue una de las víctimas de la dictadura militar.La revelación del audio de Kennedy ocurre en el peor momento de las relaciones entre Brasil y Estados Unidos desde que el Partido de los Trabajadores de Luiz Lula da Silva (2003-2010) asumió el poder. La presidenta Dilma Rousseff canceló en octubre una visita de Estado a Barack Obama en represalia por el espionaje del que fue víctima, en su caja de e-mails y en su teléfono celular, por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), en el marco de las revelaciones del exespía Edward Snowden.

La mandataria, quien en octubre se juega la reelección, fue una de las víctimas de la dictadura militar. Activista del movimiento Vanguardia Armada Revolucionaria-Palmares (Var-Palmares), Rousseff fue presa política entre 1970 y 1972 por la dictadura, cuyos agentes la torturaron por 22 días seguidos en Sao Paulo.

En el marco de las diferencias con Washington por la falta de una explicación contundente de Obama al escándalo del espionaje, el Gobierno brasileño dejó afuera a Estados Unidos de la carrera por el suculento contrato de 6 mil millones de dólares para la construcción de 36 cazas bombarderos con transferencia de tecnología. La sueca Saab fue electa por el ministro de Defensa y excanciller de Lula, Celso Amorim, por sobre la francesa Dassault y la estadounidense Boeing.

Rousseff participó en noviembre pasado de las honras de Estado que nunca se realizaron a Goulart, enterrado sin autopsia por la dictadura en su tierra natal, Sao Borja, estado de Río Grande do Sul, también cuna del caudillo laborista y expresidente Getulio Vargas.

El Congreso, el 18 de diciembre pasado, devolvió simbólicamente el mandato a Goulart. “Este Congreso pide disculpas por las faltas de verdades practicadas por el Estado brasileño contra un patriota”, afirmó el titular del Senado, Renan Calheiros, en la ceremonia de restablecimiento de Goulart.

Es que en medio del golpe militar, la oposición derechista en el Congreso ofreció el apoyo civil para el derrocamiento. Dos días después del movimiento de las tropas, exactamente el 2 de abril de 1964, el presidente del Congreso de la época declaró vacante el cargo de jefe de Estado. Goulart estaba en Porto Alegre con militares aliados y, según sus biógrafos, decidió no generar una guerra civil y partió hacia Uruguay y Argentina, al exilio.

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