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El Telégrafo
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Expectativa por voto del Congreso para elevar el techo de la deuda

Expectativa por voto del Congreso para elevar el techo de la deuda
02 de agosto de 2011 - 00:00

El compromiso sobre el límite de la deuda alcanzado el domingo entre   demócratas y republicanos seguía generando incertidumbre ayer tras la demora de la votación en el Congreso que tiene plazo hasta hoy, a la medianoche, para así evitar que Estados Unidos entre en una cesación de pagos (default) sin precedentes.

Tras semanas de disputas, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y el jefe de la minoría republicana, Mitch McConnell, forjaron un pacto que, según afirman, reducirá en unos 2,4 billones de dólares el déficit fiscal durante la próxima década.

Según el Departamento del Tesoro, Estados Unidos ha llegado al límite del endeudamiento autorizado por el Congreso: 14,29 billones de dólares.  Sin permiso para endeudarse más, el Gobierno de Estados Unidos se vería obligado a suspender pagos a partir de hoy en caso de que no haya ningún acuerdo.

En un breve discurso el domingo  en la Casa Blanca, tras una larga jornada de negociaciones, el presidente Barack Obama anunció que los líderes de ambos partidos en las dos cámaras han alcanzado un acuerdo que va a reducir el déficit y a evitar el cese de pagos, “un cese de pagos que habría tenido un efecto devastador en nuestra economía”.
“Todavía no hemos terminado: quiero urgir a los miembros de ambos partidos a hacer lo correcto y apoyar este acuerdo con sus votos”, agregó  Barack Obama.

Según    un alto funcionario que pidió no ser identificado, el acuerdo permite aumentar en 2,1 billones de dólares el techo de la deuda del país -suficiente para llegar a 2013- y realizar recortes de gastos por 2,5 billones en dos etapas.

La fuente añadió que los recortes serán en el sector militar y otros programas, con al menos 350.000 millones de recortes en el presupuesto de defensa sobre los próximos 10 años.

Una comisión integrada por igual número de republicanos y demócratas tendrá luego la tarea de recomendar recortes por otros 1,5 billones para el 23 de noviembre, y el Congreso deberá aprobarlos para el 23 de diciembre.
Si el Congreso no vota para esa fecha, recortes por el mismo monto entrarán en vigor automáticamente en 2013, divididos equitativamente entre defensa y no defensa.

La fuente de la Casa Blanca  informó que la Seguridad Social y el Medicare -el programa de salud para los ancianos- no serán tocados por los recortes automáticos. Es sobre el último punto que las negociaciones se habían estancado en los últimos días.

El acuerdo, anunciado  por el presidente Barack Obama,   no satisface ni a los legisladores republicanos alineados con el movimiento derechista Tea Party ni a los demócratas que forman parte de los bloques de minorías o están más vinculados a los sindicatos.

Hasta el cierre de esta edición, el Senado y la Cámara de Representantes no votaban. Y es que el compromiso sobre el límite de la deuda, alcanzado in extremis el domingo entre la Casa Blanca y los líderes parlamentarios, carecía de apoyo ayer en el Congreso, donde legisladores escépticos alentaban dudas sobre su aprobación, socavando a los mercados bursátiles.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, manifestó ayer que tenía confianza  en  que el Congreso aprobará el proyecto acordado para evitar que su país caiga en cese de pagos, durante una reunión con escépticos correligionarios demócratas. “Tengo confianza en que esto va a ser aprobado”, dijo Biden en el edificio del Congreso, 

“Mi opinión es que expresaron toda su frustración”, dijo a los periodistas. “Yo también estaría frustrado si estuviera sentado allí y la situación llegara al límite sin una definición clara”, agregó.

Mientras tanto, el presidente Barack Obama explicó que el acuerdo va a llevar los gastos federales a su nivel más bajo en 60 años  y se comprometió a que eso no ocurra de forma “abrupta”, en momentos en que el crecimiento estadounidense sigue siendo débil (1,3%) y el desempleo alto (9,2%).

Tras haber insistido durante mucho tiempo en incluir en el plan nuevos ingresos fiscales, en particular con impuestos a los más ricos, el presidente Barack Obama finalmente cedió ante la resistencia de los republicanos.

El acuerdo cerrado  no prevé alzas de impuestos, lo que cae mal en el ala demócrata más alejada de la derecha republicana.

“Este acuerdo es un sándwich de satán con azúcar encima. Si  abren  el pan, no les va a gustar ver lo que hay adentro”, disparó desde Twitter el representante Emanuel Cleaver, presidente del grupo de legisladores negros de la Cámara Baja.

Raúl Grijalva, presidente del grupo de legisladores demócratas progresistas de la Cámara Baja, manifestó  ya desde el domingo que iba a pelear contra la adopción del acuerdo. Mientras tanto, la jefa de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se mostró reservada el domingo, asegurando simplemente que vería cómo podrían ayudar en la aprobación del plan.

En la otra punta del espectro, el texto disgusta a los legisladores más cercanos al movimiento conservador Tea party, que reclaman recortes drásticos en los gastos del Estado e incluso en algunos casos directamente se oponen a subir el techo de la deuda.

Una de ellas es la representante republicana Michelle Bachmann, quien criticó el acuerdo por gastar mucho y no cortar suficiente. “Alguien debe decir ‘No’, y yo voy a hacerlo”, declaró.

El jefe de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, afirmó el lunes por la mañana que esperaba que los senadores sometieran el proyecto a votación en el transcurso del día. Y según una fuente del Congreso, la Cámara Baja tenía previsto pronunciarse ayer.

Los republicanos obtuvieron así importantes rebajas en los gastos sin ceder respecto a un alza de impuestos a los sectores más ricos o la supresión de ventajas fiscales, como la que poseen los propietarios de aviones destinados a negocios empresariales, que fuera muy criticada por el propio Obama.

El presidente aseguró que el acuerdo va a llevar los gastos federales a su nivel más bajo en 60 años  y se comprometió a que eso no ocurra de forma “abrupta”, en momentos en que el crecimiento estadounidense sigue siendo débil (1,3%) y el desempleo alto (9,2%).

Los principales diarios de Estados Unidos criticaron el acuerdo. “Para escapar al caos, un terrible acuerdo”, titula The New York Times en su editorial.

“El acuerdo permitiría evitar una catastrófica moratoria del gobierno, inmediatamente y probablemente hasta el final de 2012”, señaló el diario. “El resto es casi una completa capitulación a las demandas chantajistas de los extremistas republicanos. Dañará los programas para la clase media y los pobres, y dificultará la recuperación económica”, agregó.

Por su parte, The Washington Post inquirió: “¿Qué hacer con todo esto, más que obligar a preguntarse, como dijo el presidente el viernes, si Estados Unidos tiene un sistema político clase AAA para igualar nuestra nota crediticia de AAA?”.

Putin acusa a Estados Unidos

El portavoz del Gobierno japonés se congratuló ayer  por el acuerdo estadounidense sobre la deuda, que permitirá evitar un cese de pago, y espera que permita la estabilización de los mercados.

“Lo saludo y espero que conduzca a una estabilización de los mercados”, declaró Yukio Edano en conferencia de prensa en respuesta a una pregunta sobre este compromiso. Después de China, Japón es el segundo poseedor más importante de bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Mientras tanto, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, acusó ayer  a Estados Unidos de ser “un parásito” de la economía mundial por condenarla a la permanente inestabilidad con su desproporcionada deuda.

“El país (Estados Unidos) vive endeudado. No vive acorde a sus medios y traslada parte de la carga de sus problemas a toda la economía mundial”, afirmó Putin, según la agencia oficial RIA-Nóvosti. Putin subrayó que “actúa como un parásito del monopolio del dólar en la economía mundial”.

El jefe del Gobierno ruso considera que la situación en relación con la deuda de EE.UU. no es buena, ya que retrasa la toma de medidas más estructurales para la necesaria reforma de la economía norteamericana.

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