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La ‘Dama de Hierro’ promovió una completa transformación de Reino Unido

Estatua de Thatcher estará frente al Parlamento

La ex primera Ministra, Margaret Thatcher, en un retrato tomado en la década de los ochenta.
La ex primera Ministra, Margaret Thatcher, en un retrato tomado en la década de los ochenta.
Cortesía: Fundación Margaret Thatcher
16 de mayo de 2017 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

La exprimera ministra británica Margaret Thatcher, que gobernó Gran Bretaña de 1979 a 1990, contará con una imponente estatua de bronce frente al Parlamento británico, noticia que ya que empezó a generar mucha polémica en el país.

La llamada ‘Dama de Hierro’ tendrá su propia efigie en el céntrico Parliament Square de Londres, cerca de imponentes esculturas de otros estadistas mundiales como Winston Churchill, Abraham Lincoln y George Canning.

Thatcher, fallecida en 2013 a los 87 años ya cuenta con un busto dentro del Parlamento británico, donde la política conservadora ocupó la bancada por la circunscripción londinense de Finchley durante 33 años.

La nueva imagen en Parliament Square presentará a una exmandataria vestida con la larga túnica de la Orden de la Jarretera,  la orden de caballería más importante y antigua del Reino Unido y considerada el pináculo en el sistema de honores de Gran Bretaña.

Además muestra a la exPrimera Ministra mirando al cielo, en una posición ‘de honor y prestigio’.

El emplazamiento de la estatua está siendo evaluado ahora por las autoridades municipales de Westminster, aunque la hija de Thatcher, la periodista Carol, criticó el hecho de que no incluya la famosa cartera Launer que su madre solía llevar.

El monumento será instalado sobre un pilar de piedra y costará en total $ 388.000 (300.000 libras esterlinas).

La obra fue encargada por el ente Monumentos Públicos, que encabeza el Duque de Wellington, Arthur Wellesley, poco después de la muerte de Lady Thatcher. Pero debido a críticas de Carol Thatcher, el proceso de instalación se demoró varios años.

Tom Crum, director del grupo Fine Architecture encargado de instalar la estructura, defendió la obra pública, al afirmar que por ejemplo la estatua de Winston Churchill “no lleva su famoso cigarro”, y dijo que ya hay otra estatua de Lady Thatcher “que sí tiene la cartera”.

La obra en bronce fue creada por el escultor británico Douglas Jennings, quien en el pasado había esculpido a otros personajes famosos, entre ellos al presidente estadounidense Barack Obama y al futbolista del club inglés Fulham Johnny Haynes.

De acuerdo con Crum, “la nueva estatua fue elegida para mostrar a Margaret Thatcher en su traje de gala, su más digna vestimenta”.

“Ella cuenta con una postura resoluta, mirando hacia las Casas del Parlamento con una mirada certera, según sus lineamientos políticos. La obra de arte la muestra con dignidad, además de mantener un excelente parecido físico”, agregó.

Sin embargo, un grupo de vecinos de la zona, pertenecientes a la Sociedad Isla Thorney, afirmó que la estatua “hace demasiada reverencia” a la ex primera Ministra “y no se compara con la que ya existe de Churchill, una estatua mucho más importante”.

En las redes sociales, muchos británicos se quejaron por el enorme gasto de dinero público destinado a pagar por la imagen de Thatcher, a quien consideraron una política “que dividió mucho a la población británica”.

“Terminará con pintadas y graffiti durante protestas en Parliament Square”, opinó la británica Lucy Pollard, en tanto que el estudiante Mike Spelling, sostuvo que se trata “de una bofetada a los millones de británicos que comparan a Thatcher con Hitler”.

“Fue una política muy controvertida, que le hizo mucho mal a nuestro país”, opinó el estudiante de historia.

Para muchos, la ‘Dama de Hierro’ llevó a una completa transformación del Reino Unido al apoyar la privatización de empresas estatales como los ferrocarriles, además de la educación y de los medios de ayuda social.

Lanzó una batalla casi personal contra los sindicatos nacionales, a quienes les redujo mucho poder, como también contra los mineros, un sector que fue prácticamente desmantelado bajo el Gobierno de Thatcher.

A la ex primera Ministra se la sigue criticando por haber autorizado el hundimiento del buque argentino General Belgrano durante la Guerra de Malvinas (1982), en el que murieron 323 marinos argentinos, prácticamente la mitad de todas las bajas de ese país en el conflicto.

El hecho generó mucha polémica, al haberse producido fuera del área de exclusión establecida por el gobierno británico alrededor de las islas. Fue el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.

Para la historiadora Emma Darwin, Thatcher “destruyó demasiadas cosas buenas en la sociedad, y creó otras muy malas”.

“Dejó un vacío moral y social en el cual los ricos y más afortunados en la sociedad destruyeron aún más de lo que no necesitaban, sin ver que otros precisaban de ayuda”, dijo Darwin.

Al respecto, Manda Scott, expresidenta de la Asociación de Historiadores británicos, consideró que Thatcher “fue probablemente la peor mandataria de Gran Bretaña”.

“Lanzó políticas neoliberales, de des-industrialización, tenía una ideología de libre mercado, e instauró impuestos injustos en Escocia, además de vender viviendas sociales y no tomar acciones en un principio para frenar el cambio climático”, sostuvo la experta.

Por su parte, la historiadora y escritora de novelas negras D.E. Meredith consideró que Thatcher “promovió una falta terrible de compasión en el seno de la política británica, situación que sigue manteniéndose hasta hoy día”.

Margaret Hilda Roberts Thatcher, nacida el 13 de octubre de 1925 en el poblado inglés de Grantham, fue la primera mujer en ejercer el cargo de primera ministra británica, además de ocupar ese puesto por el período más largo que se conoce desde lord Robert Salisbury y en forma continua desde lord Jenkinson Liverpool.

También ha sido la única mujer en liderar un partido político importante en el Reino Unido o en ser titular de una de las cuatro Great Offices of State (puestos principales de un gobierno).

Su mandato estuvo marcado por hechos de gran importancia mundial, como la Guerra de Malvinas (1982) o la caída del Muro de Berlín (1989).

En ese período la llamada ‘Dama de Hierro’ modificó el panorama político de Gran Bretaña, dividiendo a la opinión pública como ningún otro primer ministro británico.

Para sus admiradores fue la mujer que llevó al país a sus ‘años dorados’ a partir de una combinación de libertad económica, valores cristianos y conservadores tradicionales, patriotismo británico y una firme adhesión con Estados Unidos, en tanto que sus críticos la culpan por haber destruido el entramado social y el Estado de Bienestar de la nación gracias a sus polémicas reformas. (I)

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