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España se encamina hacia el barranco de la ingobernabilidad

La formación de Pablo Iglesias (centro), Podemos, es la gran revelación de las elecciones. En su primera participación se convirtió en la tercera fuerza de España.
La formación de Pablo Iglesias (centro), Podemos, es la gran revelación de las elecciones. En su primera participación se convirtió en la tercera fuerza de España.
Foto: AFP
22 de diciembre de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Las matemáticas no resolverán el rompecabezas político que han dejado los resultados de las elecciones celebradas el domingo en España. Además de la realidad numérica que indica que el bipartidismo perdió más de cinco millones de votos respecto a 2011, ayer comenzaron a mostrarse otros síntomas de la nueva era que ha llegado al país.   

El más destacado es que el ganador Partido Popular (PP) se enfrenta al reto casi imposible de formar gobierno con 123 diputados, muy lejos de los 176 que necesitaría para asegurar la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Ejecutivo. Ni sumando los 40 escaños logrados por Ciudadanos alcanzaría la cifra mágica que garantice a los conservadores otros 4 años en La Moncloa.

El sistema jurídico español establece que para elegir presidente del Gobierno (que hace las veces de primer ministro) primero se vota en el Parlamento y sale elegido por mayoría absoluta, es decir, con el voto favorable de 176 (de 350) diputados. Si esto no sucede, habrá una segunda votación que será convocada en las semanas posteriores. Entonces, se aplicará el sistema de mayoría simple, es decir, el candidato propuesto por el partido con mayor representación en el Congreso saldrá elegido siempre y cuando los votos favorables superen a los negativos. La abstención no computa en ningún sentido

El PP se enfrenta a la desconsideración del resto de partidos que sufrieron su indolencia durante la aplastante mayoría ejercida en la anterior legislatura. Los portavoces de algunos partidos como los nacionalistas vascos y catalanes conservadores, que en otras circunstancias no habrían dudado mucho en prestarle sus votos a cambio de concesiones territoriales, recordaban que solo 86 de las 148 leyes aprobadas por el PP desde 2011 fueron pactadas con otras formaciones políticas. Tampoco olvidan su beligerante papel en la batalla que mantiene abierta en Cataluña.

El panorama que el PP ha encontrado por la izquierda es aún más desolador. Los recortes aplicados durante los años de crisis han situado al sistema educativo y sanitario público al borde del colapso mientras que el I+D vive una especie de muerte clínica.

Según los datos oficiales, la reducción del gasto social impuesta por el PP ascendió a 8.950 millones de euros, cuatro veces más de lo que cuantificaron los socialistas cuando perdieron las elecciones en 2011, y solo ha contribuido a empeorar la calidad de vida de millones de personas. La impresión general es que Rajoy será incapaz de hacer magia y España volverá a las urnas en menos de un año.

El PSOE también la tiene difícil

Tampoco el PSOE, la siguiente opción para liderar la formación de un ejecutivo estable con sus 90 diputados, parece capacitado para semejante reto. Su declive político es lento pero imparable desde 2004. Está asolado por las disputas internas entre quienes apelan, como Felipe González, a la “responsabilidad de Estado” del partido, es decir, abstenerse en las dos votaciones a las que deberá enfrentarse Mariano Rajoy para que gobierne en minoría, y aquellos que exigen un cambio de rumbo según los principios de la socialdemocracia para negociar una gran coalición “a la portuguesa” con Podemos y otras formaciones minoritarias de izquierda. Pedro Sánchez se enfrenta a este pulso muy debilitado, especialmente tras el desastroso resultado cosechado en Madrid, su feudo, donde el PSOE cayó hasta el cuarto puesto, el peor de toda su dilatada historia.

“El PSOE le va a votar ‘no’ al PP y a Rajoy”, adelantó en rueda de prensa el número dos socialista César Luena.

Podemos celebra

Podemos aún sigue festejando sus resultados. Pese a que los sondeos anticipaban al partido de Pablo Iglesias una espectacular representación, los 69 escaños obtenidos en sus primeras elecciones generales son el indiscutible aval de que el cambio en España ya ha comenzado. Sus simbólicos triunfos en territorios tan complicados como Cataluña y Euskadi, dos departamentos tradicionalmente independentistas, han provocado un terremoto de magnitudes devastadoras para el PP y el PSOE.

Uno de sus objetivos inmediatos es revertir el sistema electoral vigente en España computado con la metodología estadística de la ley D’Hont, un controvertido método utilizado en España desde 1977 que favorece a los grandes partidos y a las provincias con menor número de población. De haberse aplicado el sistema igualitario que muchos reclaman, Podemos habría obtenido 10 diputados más de los 69 que cosechó finalmente mientras que Unidad Popular / Izquierda Unida (UP), que solo logró 2 escaños, estaría hoy con 13 representantes.

Sin embargo, los resultados de PP y PSOE habrían sido aún peores de lo que fueron en realidad. La causa está en que el voto de Podemos y UP es más urbano que el de los dos partidos tradicionales, asentados en localidades con menor densidad de población, y eso explica que el partido de Pablo Iglesias obtuviera 21 representantes menos que el de Pedro Sánchez con 300.000 votos de diferencia.

Tras la reunión de la dirección de Podemos celebrada ayer en Madrid, un exultante Pablo Iglesias mostró músculo político al tomar la iniciativa para reunirse con los líderes del resto de formaciones. No hay descanso para el emergente líder de la izquierda española que no dudó en alzarse como el ganador moral de los comicios.

Sobre la posibilidad de abstenerse para abrir paso a un gobierno del PP en minoría, Iglesias expresó: “Ni por activa ni por pasiva, Podemos va a permitir el gobierno del Partido Popular, no con votos a favor ni con abstenciones”.

Ciudadanos, dispuesto a abstenerse

Solo el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró dispuesto a ceder para permitir la gobernabilidad de la cuarta economía de la Eurozona con la abstención de sus 40 diputados: “lo que necesitamos es (...) un gobierno en minoría que tendrá que tener la cintura suficiente para aceptar reformas”.

Desgraciadamente para Rajoy, matemáticamente no basta.

El panorama es por tanto más que incierto. El 13 de enero se constituirá el nuevo parlamento, tras lo cual el rey Felipe VI se reunirá con los representantes de los partidos para designar al candidato con más opciones de formar un ejecutivo.

¿Coalición entre el PP y el PSOE?

La coalición entre los dos grandes partidos españoles aparece también como una posibilidad. Son los dos únicos partidos que sumarían mayoría absoluta (213 escaños sobre 350) pero difícilmente ambos llegarán a entendimientos. “La gran coalición sería lo más estable, pero es muy inviable” por la gran polarización entre PP y PSOE, señala la profesora de la Universidad de Barcelona, Berta Barbet. El problema del  PSOE es que sería identificado como partido de derecha y perdería sus bases de izquierda. (I)

DATOS

Los mercados penalizaron la incertidumbre política en España con una caída del 3,62% de la bolsa de Madrid que cerró en 9.365,80 puntos tras las elecciones legislativas.     

Los analistas señalaron que los valores más afectados, además de los bancos, fueron los de las empresas más dependientes del Estado cuya gobernabilidad es incierta en los próximos meses.

La acción del Banco Santander, el primero de Europa por capitalización, perdió 4,85% hasta los 4,48 euros; CaixaBank cedió 7,44% a 3,35 euros y Banco Popular bajó 6,90% a 3,01 euros.

Entre los más sacudidos de esta sesión también destacaban el grupo aeroportuario Aena, que perdió 7,02% a 101,30 euros, y el grupo energético Endesa, que se dejó 5,30% a 17,61 euros.  (I)

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