Carreteras bloqueadas con neumáticos y fogatas. Sin la paz de los despachos oficiales. En todo Brasil las manifestaciones de ayer contra el "golpe" que puede suspender a partir de hoy en el Senado a la presidenta Dilma Rousseff pusieron en relieve cuál incierto puede ser la estabilidad política de un gobierno del vicepresidente Michel Temer, acusado de conspirador por la mandataria.
El cambio de rumbo en Brasil que está por venir es muy claro: según dijo a EL TELEGRAFO un miembro del gabinete en las sombras del vicepresidente Temer, habrá un rumbo liberal en la economía y una política exterior alejada de América Latina y los mercados emergentes para "un realineamiento con Estados Unidos y la Unión Europea y flexibles bloques como la Alianza del Pacífico".
El Senado brasileño puede alejar hoy por 6 meses de Rousseff y dar paso a un gobierno del vicepresidente Michel Temer, quien se ha convertido en opositor y presentará su propio proyecto, que ya comenzó a ser resistido por "golpista" en las calles, con centenares de piquetes de rutas y avenidas en las principales ciudades de Brasil.
La presidenta Dilma Rousseff, según las expectativas, recibirá más de las mitad de los votos de los 81 senadores para ser suspendida de la jefatura del Estado, luego de 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores, iniciados con Luiz Inácio Lula da Silva en 2003. Será el segundo juicio politico -luego del de Fernando Collor de Mello, por corrupción, en 1992- de la joven democracia brasileña reconquistada en 1985.
Será, si es que se dan las previsiones, la caída del proyecto desarrollista con inclusión social que marcó a fuego a un Brasil emergente como séptima economía mundial en el siglo XXI, en medio de una crisis gigantesca de corrupción, de falta de articulación política y de una recesión económica que ha devorado cinco millones de empleos en los últimos doce meses. Todo alineado detrás del principal actor político del país, la poderosa cadena televisiva Globo, a la cual se sumaron por el impeachment por supuestos delitos administrativos en el presupuesto de 2015 las cámaras empresariales, que perdieron subsidios en 2014 y no perdonan, por eso, a Rousseff.
La llegada de la votación del juicio político se dio en medio de sorpresivos movimientos del presidente interino de la Cámara de Diputados, el conservador Waldir Maranhao, quien apoyó un pedido del gobierno y suspendió ayer la sesión del impeachment, pero ante amenazas recibidas por sus colegas opositores, retiró el dictamen, que seguirá en el Senado. Muchos lo calificaron como una payasada mediática. Otros, en cambio, destacaron que fue presionado y hasta su hijo fue expulsado del empleo, en el tribunal de cuentas del estado norteño de Maranhao. El presidente del Senado, Renán Calheiros, dictaminó continuar con la votación mientras el gobierno busca la nulidad del juicio político de última hora con un recurso ante el Supremo Tribunal Federal.
En uno de sus últimos discursos y después de recibir apoyos jurídicos del secretario general de la OEA, Luis Almagro, Rousseff dijo: "Para hacer un impeachment hay que tener delito de responsabilidad. Me juzgan por haber realizado en el presupuesto las 'pedaleadas fiscales' que usan gobernadores y presidentes desde 1995 para cubrir los programas sociales. Entonces, como no hay delito, es un golpe, golpe frío como dicen en Alemania".
El juicio político fue presentado por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que perdió las elecciones con Aecio Neves como candidato ante Dilma, reelecta por 2 puntos de diferencia en octubre de 2014, y abierto por el comandante de la crisis, el presidente de la Càmara de Diputados, Eduardo Cunha, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) del vicepresidente Temer y del jefe del Senado, Calheiros.
Cunha, del PMDB, rompió la frágil alianza de su partido con el PT que permitió al binomio Rousseff-Temer victorias en 2010 y 2014, apenas fue electo presidente de la Cámara de Diputados y planteó una agenda conservadora a la cual abrazaron todos los partidos opositores. Y en el medio, Rousseff intentó hacer un ajuste fiscal ante el fin de la era de las supermaterias primas. Y al mismo tiempo surgió en medio de la creissi de corrupción en Petrobras el héroe que no tenía oposición de derechas, el juez federal Sergio Moro, a cargo de la Operación Lava Jato y premiado como hombre del año por la Tv Globo y la editorial Abril, ambas opositoras.
Un posible comienzo de la última crisis de la crisis fue cuando, en medio de una investigación sobre si Lula (2003-2010) tenía vinculaciones con lavado de dinero de las empresas constructoras a cambio de favores, Moro ordenó llevarlo a declarar a la policía federal por la fuerza el 4 de marzo pasado, lo cual levantó a la izquierda para enfrentar una "resistencia" a lo que Lula llama "las elites que no soportan el avance social en el país".
El 16 de marzo el país fue "incendiado" por una decisión por la cual Moro debió pedir perdón a la Suprema Corte y por la que aún puede ser sancionado: divulgó espionaje de una conversación entre Rousseff y Lula en la cual ella habla sobre la asunción del ex presidente como jefe de ministros, lo que la oposición consideró un "salvoconducto" para ganar fueros.
Lula asumió el 17 pero el día 18 una cautelar del juez opositor Gilmar Mendes, del Supremo Tribunal Federal, le impidió hasta la actualidad asumir en el cargo, lo cual limitó el poder de maniobra del líder popular favorito en las encuestas para 2018 frente a la negociación de los votos para evitar el juicio político en la Cámara de Diputados.
En vísperas de una elección clave, el vicepresidente Temer rompió con la mayor parte del PMDB y el Partido Progresista -también investigado en el Petrolao- y juntos dejaron en soledad a Rousseff y sus aliados de izquierda.
La votación en Diputados presidida por Cunha, con 371 votos a favor del impeachment, selló suerte de Rousseff. Según un posible ministro del gobierno interino, Temer ya tiene confirmado en Economía como "superministro" a Henrique Meirelles, presidente del Banco Central en la era Lula y ex presidente mundial del BankBoston, quien apunta a una reducción del gasto público. "El otro enfoque diferente al actual -dijo la fuente- será la politica exterior, donde habrá una búsqueda de retorno a los mercados tradicionales como Estados Unidos y Unión Europea, menos América Latina y Africa y emergentes y sí acuerdos de liberalización comercial", sostuvo el informante.
En la política exterior, si bien aún no fue confirmado, se aplicará de esta forma el programa electoral del PSDB de Neves, con la posible asunción como canciller del primer no diplomático de Itamaraty en 15 años, el senador José Serra, candidato presidencial derrotado por Lula en 2003 y por Dilma en 2010.
Serra aparece en los Wikileaks citado por el consulado estadounidense en Rio de Janeiro: allí se dice que a la empresa Chevron, norteamericana, Serra le prometió revisar la ley para que las empresas extranjeras tengan más participación en los pozos de petróleo submarinos, en el Atlántico.
En caso de que sea suspendida del cargo, Rousseff recibirá la mitad de su salario y no podrá trabajar en el Palacio del Planalto: deberá esperar a que el Senado, que tendrá como coordinador de los trabajos al presidente de la corte, Ricardo Lewandowski, ofrezca un veredicto final.
Pero en las calles se esperan manifestaciones de ambos bandos. Si bien en la víspera lo que se vio fueron acciones de resistencia en 17 estados. Con banderas de "Temer Golpista" los militantes vinculados a sindicatos de izquierda, movimientos sin tierra y sin techo.
El PMDB nunca gobernó vía elección: siendo el partido que controla el Parlamento y el mayor número de municipios, siempre fue oficialista en todos los gobiernos. Cuando tuvo presidentes, lo hizo en forma indirecta, como puede ocurrir con Temer. Fue el caso de José Sarney, electo por un Congreso vigilado por la dictadura en 1985, e Itamar Franco, vice de Collor de Mello, en 1992, predecesor de Fernando Henrique Cardoso. El gobierno de Temer, un abogado constitucionalista del mayor partido del país, si es que nace, nace sin votos. Y sin paz. (I)
Entrevista / Caio Manhanelli / Director de Asociación Brasileña de Asesores Políticos
"Produce vergüenza ajena ver lo que congresistas hicieron"

Redacción Mundo
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Guayaquil
¿El pedido de juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff puede ser considerado un golpe de Estado?
Dilma Rousseff ganó la presidencia de Brasil con una diferencia mínima de casi 3 puntos porcentuales de votos y con un congreso de mayoría conservadora, que no es aliado del gobierno. Entonces, lo que está pasando hoy es algo previsto desde las elecciones. Si es o no un golpe de Estado, le compete juzgar a la Corte Suprema, ya que las democracias del mundo están basadas en un proceso de judicialización. Pero lo que sí se veía venir es toda una movida no solo contra Dilma sino contra todo un aparato de gobierno.
¿Qué precedente puede sentar un proceso impulsado por políticos involucrados en casos de corrupción?
Eso es interesante, porque el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que impulso el juicio político, fue apartado por estar involucrado en el proceso de ‘Lava Jato’. La mitad de la Comisión que evaluó el pedido de juicio político también está siendo acusada de corrupción; muchos de ellos están involucrados en el fraude de Petrobras, incluso en otros ilícitos. Es algo moralmente conflictivo, porque no están apartando a la presidenta porque es corrupta, lo hacen porque en su gobierno sus subalternos hicieron un trámite que está prohibido por la Ley de Responsabilidad Fiscal. Lo que hicieron fue trasladar parte del dinero de la caja del gobierno a la de los bancos públicos, se configuró como una especie de préstamo, algo que el gobierno no puede hacer. Hay muchas aristas para discutir sobre la constitucionalidad del pedido de juicio político.
Además, esta práctica de pasar los fondos públicos a los bancos estatales es algo que hacen los gobernadores de Brasil. Por ello, uno de los argumentos de la defensa de Dilma es que si se enjuicia a la presidenta por esta causa, se debe enjuiciar a todos los gobernadores del país.
¿Es un proceso que no tiene un sustento jurídico, es irregular?
Realmente produce vergüenza ajena ver lo que congresistas brasileños hicieron y no solo por el pedido de juicio político sino por la forma cómo se manejaron. La política brasileña se mostró con baja calidad, pero esto refuerza un poco la imagen de Lula da Silva, porque lo dignifica, incluso más que a Dilma. El proceso de descrédito general de la clase política está devolviendo el liderazgo a Lula y lo favorece como candidato presidencial para 2018.
¿En qué medida Lula puede ser el más beneficiado de esta crisis política, cuando también afronta acusaciones judiciales?
Solo si logran probar algo contra Lula podría ir preso; pero ese es un riesgo grande para la clase política, porque existe un esquema de corrupción en el cual están involucrados los partidos políticos. El juicio político puede ayudar a Lula porque en los próximos 2 años no hay cómo cambiar la situación económica en Brasil. Entonces, si Dilma es apartada de la presidencia sería algo lógico dejar a Michel Temer asumir el mandato porque se verá obligado a adoptar medidas impopulares y dentro de 2 años tendremos una elección con un candidato del Partido de los Trabajadores (PT), y quién mejor que alguien que ha traído los mayores beneficios para la clase pobre del país. En Brasil no habrá más gente que pase hambre, pero la clase media va a parar de consumir como lo hace. Los de clase baja han tenido un crecimiento de consumo, pero este es de subsistencia, de comida, de luz, de servicios básicos. Algunos analistas dicen que la clase media es la formadora de opinión, pero en la clase baja está la base que sostiene la imagen de Lula. (I)