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El grupo Globo incitaría una intervención militar

Partidarios de Luiz Inácio Lula da Silva protestan frente a la sede del grupo Globo en Río de Janeiro.
Partidarios de Luiz Inácio Lula da Silva protestan frente a la sede del grupo Globo en Río de Janeiro.
Foto: AFP
08 de marzo de 2016 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

El grupo Globo, que abiertamente actúa para propiciar la caída de la presidenta Dilma Rousseff y la prisión de Luiz Inácio Lula da Silva, comenzó -mediante sus principales articulistas-  a instalar la idea de que dentro de las Fuerzas Armadas hay tensiones. Todo se debe al escenario político generado por las derivaciones  del caso Petrobras, investigado por el juez Sergio Moro, muy cercano al medio.

El viernes pasado Lula da Silva fue llevado -según la mayoría de los juristas- inconstitucionalmente (por no haber sido intimado antes a hacerlo en forma voluntaria) a declarar de manera forzada por su relación con empresas constructoras involucradas en la corrupción en Petrobras. Esto reactivó a la militancia de izquierdas que salió  a las calles para defender al líder más popular de la historia del país.

En 2014 Globo reconoció en un editorial que cometió un error al apoyar el golpe militar del 31 de marzo y 1 de abril de 1964 que instaló la dictadura hasta 1985. Ahora los principales columnistas del medio defienden la prisión de Lula da Silva, pero también  agitan los fantasmas de la intervención militar. Esta agenda fue impuesta desde hace dos años por grupos ultraderechistas que absorbieron a la oposición más moderada. Estos grupos radicales comandan las manifestaciones por la caída de Dilma Rousseff. Una nueva convocatoria fue hecha para este domingo.

El principal columnista del grupo mediático, el quinto del mundo en poder concentrado y alcance,  Merval Pereira, afirmó: “Los enfrentamientos entre seguidores del Partido de los Trabajadores (PT) y sus adversarios políticos en las calles de varias ciudades, mientras Lula da Silva declaraba encendieron la luz amarilla en las instituciones militares, que por el artículo 142 de la Constitución tienen la misión de garantizar el orden público”.

Según Pereira,  “el hecho de haber ofrecido apoyo a las autoridades civiles muestran que, al contrario de otras ocasiones, los militares no están dispuestos a una intervención, que sería rechazada por fuerzas democráticas, pero se preocupan con la crisis y se disponen a auxiliar a las autoridades civiles en caso de necesidad”.

El comentario de Pereira en el diario O Globo no cita, pero sí se adapta al discurso de grupos como Movimiento Brasil Libre, VemPraRua y Revoltados que reclaman una intervención militar para “limpiar la política”. Estos grupos son los que organizan los actos opositores a los que se suman líderes como el excandidato presidencial y senador Aécio Neves, titular del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).  

La línea sobre la preocupación de los militares -a menos de 3 semanas de que se cumplan 52 años del golpe contra el presidente laborista Joao Goulart- fue replicada por Ricardo Noblat, principal columnista online de O Globo, alineado abiertamente con los partidos opositores.

“Los generales -dijo Noblat- están temerosos por la conjugación de la crisis económica y política con lo que pueda derivarse de esto. Piden al poder civil encontrar una salida. No sugieren una solución A, B o C. Respetada la Constitución, apoyarán cualquier salida -la salida de Dilma o el llamado a nuevas elecciones, pero piden prisa”.

El columnista del Blog do Noblat sostuvo en O Globo: “Descartan los militares intenciones golpistas. No quieren verse convocados a intervenir en nombre de la garantía de la ley y el orden como está previsto en la Constitución”.

Organizaciones Globo creció al calor de la dictadura al punto de que Roberto Marinho era un asiduo visitante del Palacio del Planalto para visitar y dialogar con los presidentes de facto, como los generales Ernesto Geisel y Joao Batista Figueiredo. El canal es conocido por marcar parte de la cultura de al menos tres generaciones en el país: posee el monopolio de las transmisiones del fútbol, creó una industria de novelas de alta calidad y ha marcado una escuela periodística muy cercana a la manipulación -según estudios académicos- de los grandes acontecimientos del país.

A partir de que blogueros de izquierda investigaron una propiedad que adjudican a los herederos del clan Marinho y a un, supuesto, lavado de dinero, la virulencia y falta de equidad en los noticieros frente a Lula da Silva aumentaron.

Desde que Lula fue ‘secuestrado’, según sus propias palabras, en varios lugares de Brasil militantes se movilizaron a protestar en las sedes de Globo en Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia. Cantaban los eslóganes que a partir de ahora serán más corrientes en las calles, donde se anticipa la lucha política por la sobrevivencia del gobierno, como “El pueblo no es bobo/abajo la red Globo” o “La verdad es dura/Globo apoyó la dictadura”. (I)

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