James B. Comey (foto), el jefe del Buró Federal (FBI, por sus siglas en inglés) y las autoridades de la Agencia de Seguridad Nacional rechazaron ayer la acusación del presidente Donald Trump de que su antecesor Barack Obama intervino sus teléfonos durante la campaña electoral, en tanto el titular de la Policía federal confirmó que se investigan supuestos lazos del mandatario con Rusia.

“Ningún presidente podría ordenar este tipo de escuchas”, explicó. Y subrayó el ‘rigor’ del procedimiento jurídico que se necesita para espiar los teléfonos de ciudadanos estadounidenses, lo que implica la firma de un juez.

Asimismo, Comey confirmó por primera vez una investigación sobre los intentos de interferencia rusa durante la carrera presidencial de 2016 y especialmente una posible coordinación entre miembros de la campaña de Trump y el Kremlin.

La declaración de Comey confirmó los reportes de que su victoria sobre la demócrata Hillary Clinton fue coordinada por Rusia.

Mike Rogers, el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), también negó que Washington solicitara a los servicios de espionaje británicos espiar a Trump. La Casa Blanca rechazó estas conclusiones. (I)