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Escándalos en la petrolera habrían iniciado en la gestión del exgobernante

El exdirector de Petrobras acusa de fraude a Cardoso

Las constructoras pagaban sobornos a políticos y dirigentes de Petrobras para ganar contratos.
Las constructoras pagaban sobornos a políticos y dirigentes de Petrobras para ganar contratos.
Foto: Archivo
13 de enero de 2016 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

La oposición brasileña ha quedado enlodada en las denuncias por el escándalo de corrupción de Petrobras, cuyas investigaciones estuvieron casi siempre restringidas, sobre todo por la prensa, a los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y a los períodos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, es decir, desde 2003.

Aumentan los testimonios -en una investigación basada en la delación premiada de los acusados por corrupción- en contra de dirigentes opositores de Brasil, en especial el senador y titular del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves. Y, además, un corrupto confeso, Nestor Cerveró, exdirector de Petrobras que está preso, relató que la corrupción no comenzó en la época de Lula da Silva, como se intentó instalar en la opinión pública, sino en la de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso que gobernó entre 1995 y 2002.

La revelación de Nestor Cerveró, exdirector internacional de Petrobras, indica que “el gobierno de Fernando Henrique Cardoso recibió $ 100 millones” en sobornos por la compra por parte de Petrobras de la petrolera argentina Pecom (Pérez Companc), a fines de la década del 90. En Argentina y en Brasil se vivía, en esa época, una fiebre privatizadora de las empresas públicas, al punto que el gobierno de Cardoso planteó privatizar Petrobras y cambiarle el nombre para hacerla más atractiva al mercado.
Iba a llamarse ‘Petrobrax’. Cardoso negó tener conocimiento de los hechos denunciados a través de un comunicado.

El gobierno de Cardoso también estuvo marcado por escándalos, pero en los últimos tiempos la prensa, aliada al PSDB, ha dejado de publicar esa época del país. El propio mandatario no esconde, aunque niega responsabilidad, de que la reforma constitucional que le permitió la reelección contó con compra de votos, como denunciaron dos legisladores en 1997.

La principal empresa brasileña, que aporta el 12% a la economía del país, está inmersa en un período de reacomodamientos luego del escándalo generado por los sobreprecios y sobornos que pagaban las constructoras a dirigentes de Petrobras para ganar contratos y, según el juez Sergio Moro, abastecer ilegalmente campañas electorales.

El PT de Rousseff estuvo casi dos años apenas solitario como acusados: está detenido el exdirigente José Dirceu y el extesorero Joao Vaccari Neto por los desvíos en Petrobras, así como una decena de ejecutivos de constructoras. También, por obstrucción de la justicia, el senador Delcidio Amaral.

Y están en la mira una treintena de políticos, entre ellos el principal opositor al gobierno, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien el 2 de diciembre autorizó el juicio político contra Dilma Rousseff por irresponsabilidad fiscal, un proceso que retomará el 1 de febrero el Poder Legislativo y que, según el gobierno, está bajo control para ser derrotado.

Otra denuncia del exdirector Cerveró, condenado en primera instancia ya por corrupción a 12 años de prisión, involucra al hombre que en 2015 intentó ser el arrastrador de la moralidad de la clase media en el país, el senador Aécio Neves, candidato presidencial en 2014 derrotado por Rousseff, uno de los impulsores del momento destituyente o golpista del país. Neves fue acusado por un entregador de dinero de la red ilegal de sobornos montada en torno a las empresas constructoras de recibir $300.000  de la firma UTC como financiamiento de campaña no contabilizado. El senador niega los hechos.

La gran prensa, que diariamente publica títulos alarmantes con este caso, reservó a la denuncia de Aécio Neves un cuidado prudencial y la alojó en medio de las noticias sin destaque. El testimonio fue dado el 1 de julio de 2015, pero los investigadores no lo divulgaron oportunamente, lo que aumenta la sospecha sobre la información selectiva -contra la izquierda- en este caso.

El exdirector Cerveró también dijo, en otra parte de su declaración, que el gobierno del expresidente Lula da Silva lo premió en 2007 con un ascenso dentro de Petrobras, luego de obtener varios contratos con la empresa. Lula da Silva, precandidato del PT para 2018, no tiene acusaciones formales en el caso.

Por otra parte, la llegada de la marea del escándalo a la oposición deberá reducir la campaña contra el juicio político de Rousseff.

El 1 de febrero el Congreso retomará sus actividades para definir la comisión que llevará adelante el proceso. Además de Neves y del expresidente Cardoso, en el escándalo Petrobras apareció el nombre del senador Sergio Guerra, que ya falleció, como quien recibió $ 10 millones para impedir, como presidente del PSDB en 2010, la creación de una comisión parlamentaria que investigue la corrupción en Petrobras. (I)

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