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Las organizaciones internacionales se preparan para recibir a 245.000 desplazados

El Ejército iraquí arrebata el aeropuerto de Mosul a yihadistas

Tropas iraquíes participan en la toma del aeropuerto de Mosul durante una ofensiva para recuperar el lado occidental de la ciudad de manos de los extremistas.
Tropas iraquíes participan en la toma del aeropuerto de Mosul durante una ofensiva para recuperar el lado occidental de la ciudad de manos de los extremistas.
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Todavía no se había despejado la bruma matinal cuando las primeras unidades de la división de respuesta rápida del ejército de Irak empezaron ayer a expulsar a los yihadistas del Estado Islámico del aeropuerto de Mosul.

Desde una colina en las afueras del pueblo de Al Buseif los soldados observan cómo los helicópteros lanzan cohetes contra el aeropuerto y una fábrica de azúcar cercana, en manos de los yihadistas desde 2014.

“Me encanta este sonido”, dice el teniente primero Ahmed, mientras los helicópteros siguen disparando.

Un pequeño grupo de soldados estadounidenses contribuyen con la ofensiva colocando morteros con un vehículo blindado mientras a poca distancia se ven columnas de humo gris, signo de un ataque aéreo contra Mosul.

Desde una ambulancia de la policía federal iraquí se oye a todo volumen música patriótica pero se detiene de pronto porque los soldados han detectado un dron sospechoso.

En numerosas ocasiones el Estado Islámico (EI) ataca al ejército con granadas y proyectiles lanzados desde un dron, por lo que su característico zumbido pone de inmediato en alerta a los soldados. Sin embargo, a pesar de los disparos, el dron logra escapar.

Poco a poco los militares empiezan a bajar la colina, algunos con coches blindados y otros a pie, siguiendo el camino que trazan los vehículos para evitar explosivos escondidos en el polvo, otras de las tácticas favoritas del EI.

Al pie de la colina está Jirbeh, el último pueblo entre Al Buseif y el aeropuerto, que en los últimos días ha sido objeto de fuego continuo, obligando tanto a sus habitantes como a los combatientes del EI a huir.

En Jirbeh se ven apiladas las puertas de hierro de las casas y en un corral polvoriento yacen de costado los cadáveres de cinco vacas.

Buscando explosivos

La policía federal avanza a través casa por casa buscando explosivos. En una de ellas encuentran un mortero de fabricación casera y en otra un montón de fotocopias de Anba, la revista del EI.

Mientras tanto los buldóceres avanzan reparando los caminos hacia el final del pueblo, donde empieza el aeropuerto, al tiempo que los helicópteros siguen lanzando cohetes contra la fábrica de azúcar.

“Están atacando posibles coches bomba del EI en la fábrica. Desde allí arriba pueden ver cosas que aquí no vemos”, explica un soldado.

Una vez arreglada la carretera, un convoy de vehículos blindados de la división de respuesta rápida empieza a moverse lentamente hacia la fábrica y hacia la entrada de la terminal aérea.

En su avance los soldados pasan el cadáver de un combatiente del EI medio carbonizado en su motocicleta y estalla un artefacto explosivo, sin dejar heridos.

De pronto las tropas empiezan a ametrallar la fábrica desde sus vehículos militares Humvee. “¡Hay francotiradores adentro!”, grita un soldado, mientras que los que van a pie se refugian detrás de los blindados.

Parte del convoy se dirige hacia el aeropuerto, donde en la entrada se ve un edificio en ruinas que alguna vez tuvo dos pisos. Todo el aeropuerto está destrozado, lleno de escombros y apenas se reconoce algo de lo que fue la pista de despegue.

“Desde el sur hasta el norte está completamente destrozado”, confirma el general de brigada Abas al Juburi, de una de las unidades de respuesta rápida. “Los terroristas empezaron a destruirlo todo desde el primer día de la operación” contra Mosul, afirma.

Dentro del recinto, unidades de zapadores buscan los llamados artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) mientras afuera otros militares empiezan a celebrar la toma de las instalaciones, incluso con selfis.

El aeropuerto está ubicado en el acceso sur de Mosul, cerca de la orilla occidental del río Tigris, que divide la ciudad en dos mitades. Las maniobras militares en esta parte de la urbe comenzaron el pasado domingo, pero hasta ahora los militares se habían limitado a liberar ocho pueblos en los alrededores de la ciudad y a cortar las carreteras que unen Mosul con Siria, donde se encuentra Al Raqa, la capital de su autoproclamado califato.

El objetivo de los militares en la primera fase de la ofensiva era aislar completamente a los terroristas y cortarles los suministros.

La ONU, otras organizaciones internacionales y el Gobierno iraquí comenzaron los preparativos para recibir una oleada de 245.000 desplazados, que se espera que puedan huir de la mitad oeste de la ciudad en los próximos días. (I)

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