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El político está a favor de la renacionalización del ferrocarril y el banco privado Real de Escocia

Corbyn impulsa la lucha por los derechos sindicales británicos

El nuevo líder del partido, Jeremy Corbyn (centro), se toma una foto con trabajadores de Costa Coffee. Foto: AFP
El nuevo líder del partido, Jeremy Corbyn (centro), se toma una foto con trabajadores de Costa Coffee. Foto: AFP
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La sorprendente victoria del veterano político inglés Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista británico tuvo como primer desafío la defensa de derechos sindicales en Gran Bretaña, que el actual gobierno conservador de David Cameron busca reducir con el fin de minimizar el número de huelgas contra los planes de ajustes y austeridad.

A pesar de la férrea oposición de la banca laborista a la Ley de Sindicatos, el gobierno logró la mayoría necesaria -con 33 votos a su favor- para que la legislación avance en el Parlamento.

Según el gobierno, la nueva ley “no es una declaración de guerra” a los sindicatos, sino una medida “necesaria” para frenar “las constantes amenazas de huelgas”.

Por su parte, Corbyn, que tiene una larga trayectoria de apoyo a las luchas sindicales desde la década del 80, y que durante la contienda laborista obtuvo el apoyo de los principales gremios británicos, tiene como meta frenar el avance del gobierno en la abolición de derechos sindicales.

“Se trata de una ley draconiana y contraproducente”, sostuvo el flamante líder laborista en su primera ponencia en la Cámara de los Comunes al frente de la oposición, al considerar que la medida “criminalizará el derecho a la huelga”.

La polémica legislación pasará ahora a la segunda etapa parlamentaria, donde será evaluada en detalle por un comité de expertos, antes de ingresar a la Cámara de los Lores previo a una votación definitiva en los Comunes. La ley que propone el gobierno, y que en caso de aprobarse se implementará en Inglaterra, Gales y Escocia, impondrá el mínimo del 50% de apoyo de afiliados para convocarse a una huelga, en tanto las medidas de fuerza del sector público requerirán el apoyo del 40% de los afiliados.

Bajo las regulaciones vigentes, las huelgas pueden convocarse si los afiliados, la mayoría, que votan al respecto están a favor, sin importar cuántos son los que sufragan para ir al paro.

El gobierno de Cameron quiere además duplicar el tiempo de aviso que los sindicatos tienen que dar antes de ir a la huelga, de 7 a 14 días; permitir a los empleadores utilizar agencias laborales para reemplazar a trabajadores en huelga; y multar con hasta $ 77.000  a los sindicatos cuyos delegados no se identifican en huelgas, entre otras medidas.

Corbyn se manifestó “furioso” porque el gobierno “ataca a los sindicatos en lugar de trabajar con ellos para mejorar la eficiencia económica y la productividad”.

En ese sentido, la secretaria general del congreso de sindicatos británicos TUC, Frances O’Grady, consideró que la legislación propuesta es el mayor ataque a los sindicatos en más de 30 años. “Están atacando el principio fundamental y básico de las personas a ir a la huelga”, sostuvo.

Por su parte, el secretario general del sindicato público GMB, Pail Kenny, dijo que está preparado para ir a prisión si la legislación entra en vigencia y advirtió que sumará fuerzas para “derrocar” al gobierno de Cameron y permitir que Corbyn gobierne. “Están tratando de impedir que los trabajadores vayan a la huelga y protesten contra las medidas de austeridad que está imponiendo este gobierno”, sostuvo.

El sector sindicalista expresó satisfacción por la victoria de Corbyn el sábado último, al considerar que el nuevo líder laborista le hará frente a las políticas oficialistas de ajuste y recortes. El jefe de la oposición y parlamentario, hace 32 años por la circunscripción electoral londinense de Islington Norte, dijo que además de luchar por los derechos de los trabajadores buscará un “cambio fundamental” en las políticas económicas, sociales y de Exterior del país.

Con respecto a la economía, Corbyn prometió trabajar para poner fin a las políticas de austeridad del gobierno, imponer más impuestos a los ricos y proteger a las personas que dependan de subsidios públicos para vivir. También dijo que quiere avanzar contra la evasión fiscal de multinacionales y compañías, y duplicar los ingresos anuales del Servicio Nacional de Salud británico (NHS).

El líder laborista está a favor de reducir el déficit fiscal de Gran Bretaña, “pero no a través de recortes al gasto público” y menos cumpliendo cronogramas “arbitrarios”.

En caso de que Corbyn gane las próximas elecciones generales previstas para 2020, su gobierno introducirá un máximo salarial para banqueros acaudalados y renacionalizará el banco privado Royal Bank of Scotland.

El Banco de Inglaterra (Banco Central) imprimirá dinero “para ayudar a la gente en lugar de los bancos”, invirtiendo en proyectos de vivienda, energía, transporte y del sector digital.

Además, el Laborismo buscará crear hasta un millón de nuevos empleos y oficios en el Reino Unido, con efectos en cadena para la demanda y el consumo.

Con respecto a las políticas de Exterior, Corbyn, que fue uno de los principales opositores a las guerras de Irak y Afganistán y que se opone al bombardeo del Estado Islámico (EI) en Siria, buscará “un cambio radical en la postura internacional” del Reino Unido, que tenga como fin “hallar soluciones políticas, en lugar de militares”.

Para resolver el conflicto en Oriente Medio y conseguir la paz, el líder del Laborismo sostuvo que “hay que dialogar con todos”, incluidos grupos como Hamás, Hezbolá y el Estado Islámico.

Entre sus reformas más revolucionarias está retirar a Gran Bretaña de la OTAN y hacer que el Ejército británico se convierta en una “fuerza de paz” como ocurre en países como Costa Rica. También quiere destinar menos del 2% del PIB británico para el sector de Defensa y abolir los arsenales nucleares Trident, que le cuestan miles de millones de libras esterlinas al erario del país.

Corbyn apoya la membresía británica dentro de la Unión Europea (UE), pero solo si el bloque comunitario se reforma y se opone categóricamente al llamado Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (ATCI o TTIP, por sus siglas en inglés), un extenso tratado sobre libre comercio e inversión que negocian en secreto la UE y Estados Unidos.

En el área de Educación, el nuevo jefe laborista quiere un sistema público y gratuito enteramente financiado por el Estado, como también el fin de los aranceles universitarios, mientras que para el sector de Vivienda, su plan de gobierno incluye imponer controles de alquileres elevados en Londres, y ayudas a familias jóvenes para comprar su primera vivienda a bajo costo.

Republicano y antimonárquico desde sus comienzos políticos, aunque por ahora no priorizará la abolición de la corona británica, Corbyn sí prometió impulsar la renacionalización del ferrocarril británico, como también de las principales compañías energéticas del país, reabriendo nuevamente las históricas minas de carbón de Gran Bretaña.

“Los jóvenes”, dijo el jefe de la oposición tras ganar la contienda laborista el sábado último, “son una generación muy política, que desintonizó y perdió interés debido a la forma como hasta ahora se conducía la política en este país”.

“Hemos demostrado que nuestro partido y nuestro movimiento es apasionado, democrático, diverso, unido y determinado en nuestra ambición por construir una sociedad mejor. Las cosas pueden y van a cambiar”, sentenció el primer dirigente en décadas de la izquierda radical del Laborismo. (O)

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