La jefa de la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, Catherine Ashton, urgió a Corea del Norte a abandonar los ensayos con armas nucleares y su programa de enriquecimiento de uranio, de manera "completa, verificable e irreversible".

Añadió que la UE trabajará con sus socios más importantes y con la comunidad internacional para darle una respuesta firme y unida para demostrarle a Pyongyang que sus continuas violaciones de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU "tienen consecuencias".

El Consejo Atlántico, máximo órgano de decisiones de la OTAN,  calificó de "irresponsable" y de "flagrante violación" el ensayo nuclear.

Uno de los primeros países en reaccionar fue Estados Unidos. El presidente Barack Obama dijo que la prueba nuclear era una acto "altamente provocativo" que iba contra la estabilidad en la región.

"El peligro que conllevan las actividades norcoreanas justifica una rápida acción de la comunidad internacional", puntualizó Obama en un comunicado.

De su lado, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, también se refirió a la prueba como una "grave amenaza" que no podía ser tolerada.

Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, la calificó de "violación clara y grave" de las resoluciones de seguridad del consejo de las Naciones Unidas.

También han condenado el ensayo Rusia, China, Alemania, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido.

Esta prueba nuclear de Corea del Norte supone la tercera, después de las realizadas en 2006 y 2009.

Tras el ensayo de ayer, el Gobierno de Seúl detectó un terremoto de alrededor de 5 grados en la escala Ritcher en el condado de Kilju al nordeste del país (que alberga la base de Punggye-ri) en la que se habría producido la detonación.