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Lula: "No vamos a aceptar que haya un golpe"

El exmandatario fue ovacionado por la multitud congregada en las calles de Sao Paulo.
El exmandatario fue ovacionado por la multitud congregada en las calles de Sao Paulo.
18 de marzo de 2016 - 18:47 - Agencias

El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva fue ovacionado el viernes por decenas de miles de personas que ocuparon la emblemática Avenida Paulista, en la capital de Sao Paulo, para pronunciarse en defensa de la democracia.

La llegada de Lula provocó un estallido de júbilo entre los manifestantes, en su inmensa mayoría vistiendo camisetas rojas y coreando a viva voz que no habrá golpe, según imágenes mostradas por la televisión nacional.

"Hemos luchado para derrocar al régimen militar, para conquistar la democracia, y no vamos a aceptar que haya un golpe en este país", lanzó el exdirigente sindical vestido con una camisa roja, los colores de su Partido de los Trabajadores (PT), en un efusivo discurso desde lo alto de un camión.

"Yo entré (al gobierno) para ayudar a la presidenta Dilma (Rousseff) porque creo que tenemos que restablecer la paz, para probar que este país es mejor que cualquier otro del planeta, que va a crecer y sobrevivir", proclamó ante una multitud visiblemente emocionada.

Lula fue nombrado jefe del gabinete en un momento en que Rousseff dice necesitarlo más que nunca para enfrentar los embates de un proceso de destitución.

"Le dije a Dilma: no te voy a exigir mucho, sólo quiero que sonrías, déjanos a nosotros con el mal humor", añadió el flamante ministro, que tiene previsto comenzar a despachar el martes próximo "si no hay ningún impedimento" jurídico.

Video en portugués

Aún hay decenas de pedidos de medidas cautelares ante la justicia ordinaria para impedir el nombramiento del exmandatario, que se suman a otros doce recursos presentados directamente ante la Corte Suprema.

La Abogacía General de la Unión (AGU), que defiende al Estado, pidió al máximo tribunal de Brasil la "suspensión de las medidas cautelares contra la asunción de Lula", para "unificar las decisiones" relativas a su designación ministerial.

Lula es investigado por presunta ocultación de bienes, en el caso del escándalo de corrupción de Petrobras. Su entrada al gobierno le otorga fueros especiales, que son tratados por la Corte Suprema, evitándole comparecer ante el juez Sergio Moro, que lleva la causa sobre la petrolera estatal.

Además de Sao Paulo, las calles de Río de Janeiro, Brasilia y varias ciudades del noreste se llenaron de simpatizantes oficialistas que portaban banderas rojas del PT y pancartas de apoyo a la presidenta Rousseff.

Los actos en defensa de la democracia, contra el 'impeachment' de la mandataria y por la adopción de cambios en la política económica, fueron organizados en todo el país por el Frente Brasil Popular, que confirmó la participación de más de 60 movimientos, organizaciones sindicales y sectores de la izquierda en los actos.

Entre los participantes en la marcha en Sao Paulo estuvieron el presidente nacional de la Central Unica de Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, quien declaró al diario Brasil de Fato que éste era un acto de todos los brasileños y no de un sector o una clase social.

Freitas denunció que en Brasil se está construyendo una dictadura de toga y fraguándose un golpe contra la democracia, algo que ocurre siempre que los trabajadores conquistan derechos, acotó.

También expresó su opinión el director nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Gilmar Mauro, quien dijo estar preocupado con la situación política brasileña, ante la incitación por parte de algunos grupos (de la derecha) a la violencia.

"Nosotros queremos decir con mucha tranquilidad que a la clase trabajadora no le interesa la guerra, porque va a ser la más perjudicada como siempre", señaló antes de advertir que si es necesario volver a salir a las calles para defender la democracia lo harán.

Las demostraciones de este viernes tienen lugar en un crispado escenario político y cuando crecen las divergencias entre los poderes Ejecutivo y Judicial.

Los desacuerdos cobraron fuerza el pasado miércoles, cuando tras anunciarse el nombramiento de Lula como nuevo -jefe de la Casa Civil, el juez Sergio Moro, quien mueve los hilos de la cuestionada operación anticorrupción Lava Jato, filtró escuchas interceptadas de forma ilegal en el teléfono de la mandataria Dilma Rousseff.

La divulgación de las conversaciones fue una acción relámpago con la cual Moro quiso causar daño antes de perder el control, consideró Kennedy Alencar, un reconocido analista brasileño, quien advirtió además lo peligroso que resulta cuando un letrado actúa políticamente.

Según Alencar, la exposición de un material de esa naturaleza, sin una decisión judicial ni un proceso donde Lula esté acusado, es una forma de juicio sumario, de ajusticiamiento. (I)

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