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Un bebé migrante fue separado de su madre y la olvidó

Migrantes son procesados en la estación de autobuses antes de ser trasladados a albergues en Texas.
Migrantes son procesados en la estación de autobuses antes de ser trasladados a albergues en Texas.
Foto: EFE
28 de junio de 2018 - 00:00 - Agencia EFE

El bebé no la reconocía. La salvadoreña Olga Hernández por fin había conseguido reunirse con su hijo después de que se lo arrebataran las autoridades estadounidenses, lo abrazaba con ansia, arropándolo con su cuerpo, pero el pequeño seguía paralizado, como congelado de miedo.

“Cuando me vio no me reconoció, estaba como asustado y le decía: ‘mi amor, ¿no me reconoces?’. Y él solo me miraba, con sus grandes ojos, me quedaba mirando como diciendo: ‘¿Qué pasa, un día me dejan y ahora aparecen?”, narra Olga a EFE. Ella pide ser identificada con un nombre falso por temor a represalias.

El pequeño, que ahora tiene 22 meses, cambió de actitud cuando vio a su hermano mayor, de 5 años. Se le iluminaron los ojos al ver el juguete que le llevó: una figura peluda de Stitch, el extraterrestre que se hace pasar por un perro en la película de animación “Lilo y Stitch”.

El mayor tenía un soldado de juguete y, haciendo ruidos, lo acercó lentamente a la figura de Stitch: “¡Me voy a comer a Stitch, mi soldado se va a comer a Stitch!”, gritaba.

“El pequeño reaccionó en ese momento, cuando los dos comenzaron a interactuar con los muñecos. Parece que es ahí cuando ya fue entendiendo y entrando en sí, viendo que estaba otra vez con su hermano y su mamá”, cuenta Olga, cuyo esposo lleva meses detenido en un centro para indocumentados en San Diego (California, EE.UU.).

El reencuentro de Olga con su hijo pequeño ocurrió en febrero en un aeropuerto de Los Ángeles y después de que el bebé fuera encerrado durante 85 días en un albergue en Los Fresnos (Texas).

El viacrucis de los migrantes hacia EE.UU.
Olga, su marido y sus dos hijos salieron el 8 de octubre de 2017 de la ciudad de Santa Ana (El Salvador) y se integraron en la caravana de inmigrantes centroamericanos conocida como “Viacrucis Migrante”, que recorre México anualmente y que este año recibió fuertes críticas del presidente de EE.UU., Donald Trump.

Primero viajaron a pie durante días enteros y, luego, en Ciudad de México se subieron a uno de los peligrosos trenes de mercancías apodados “La Bestia”, que los llevó hasta el norte del país, donde surgió la posibilidad de abordar un autobús para aproximarse a la frontera con EE.UU.

El precio del billete era alto, pero el bebé, que tenía entonces 14 meses, se enfermó y como no podían pagar para toda la familia, pensaron que era mejor que el padre y el pequeño se adelantaran en autobús.

El marido de Olga y el bebé llegaron el 12 de noviembre de 2017 a uno de los puestos de entrada en EE.UU. y solicitaron formalmente asilo, pero se toparon con una sorpresa: los agentes dijeron que no traían suficientes documentos para probar su parentesco y que, por tanto, debían ser separados.

Cuando el pequeño fue alejado de su padre, esta salvadoreña aún estaba en México con su hijo mayor. El pasado 28 de diciembre se presentaron en un puesto fronterizo de EE.UU. para pedir asilo y fueron detenidos, después de un tiempo los liberaron y viajaron a Los Ángeles, donde viven unos tíos.

Entonces, Olga requirió la custodia de su hijo menor, un proceso que describe como “fastidioso”, pero que finalmente tuvo su momento de “alivio” en el encuentro del aeropuerto.

La familia de Olga actualmente tramita una petición de asilo para quedarse en EE.UU. y alejarse de la violencia de las pandillas en El Salvador.

“Me daba miedo de que mataran a uno de los dos o que los niños se criaran sin su papá o su mamá. Y que se criaran en un ambiente violento, que no tuvieran infancia, porque no se puede ir a un parque o estar tranquilo fuera de casa por miedo a una balacera”, explica.

Olga y su esposo fueron separados de su bebé como consecuencia de la política “tolerancia cero” en EE.UU., que procesa criminalmente a los adultos que llegan irregularmente, lo que ha provocado la separación de familias porque los niños no pueden ser privados de libertad durante largos períodos.

Oficialmente, el Gobierno implementó desde abril esta política, aunque supuestamente ya desde finales de 2017 las autoridades comenzaron a dividir a las familias en algunas partes de la frontera.

Olga afirma que su caso fue uno de los primeros afectados por las medidas de “tolerancia cero” y que ha sufrido “represalias” por las denuncias que ha hecho. (I)

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Juez ordena reunificar a los hijos con sus padres

La justicia de Estados Unidos ordenó al gobierno del presidente Donald Trump que reunifique, en el plazo de 30 días, a los miles de menores separados de sus padres en la frontera con México.

El juez federal que tomó la decisión, Dana Sabraw, con tribunal en la ciudad californiana San Diego, también ordenó devolver a los menores de 5 años a sus padres máximo en 14 días, según la orden judicial.

Desde que Estados Unidos inició en abril pasado su polémica estrategia de “tolerancia cero” contra la inmigración, suspendida la semana pasada por las enormes críticas recibidas, el Gobierno de Trump separó de sus padres a 2.575 menores de edad, de los que tan solo 522 volvieron con sus progenitores.

El fallo de Sabraw tiene su origen en una demanda que interpuso la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés) a favor de una niña congoleña de 7 años separada de su madre y de un menor brasileño de 14 años, apartado de su progenitora.

El juez Sabraw también ordenó suspender la deportación de los padres separados de sus hijos que aún no hayan sido reunificados. (I)

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Ocho países acogerán a los refugiados del barco Lifeline

El Gobierno de Malta acogerá en las próximas horas el barco de la ONG alemana Lifeline, que lleva seis días en el Mediterráneo con 234 inmigrantes a bordo, por un acuerdo de reubicación que firmaron ocho países de la Unión Europea (UE).

El primer ministro de Malta, Joseph Muscat, compareció en una rueda de prensa para anunciar este acuerdo firmado por su país, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Francia, Bélgica y Holanda.

El pacto contempla que estos Estados de la UE se distribuyan los refugiados a bordo, mientras que “no serán acogidos aquellos que no cumplan los requisitos para la solicitud de asilo”.

El jefe del Ejecutivo maltés indicó que serán identificados de inmediato los miembros de la tripulación y los inmigrantes que fueron salvados el pasado 21 de junio a pocas millas de las costas de Libia.

Los que sean refugiados “serán protegidos por los Estados miembros”, pero no los que no tengan derecho al asilo.

“Cada uno acogerá según su capacidad y no quiero dar números ahora, porque antes tenemos que ver las personas a bordo, su riesgo y situación. Estudiaremos cada caso y luego el número de menores no acompañados” que están en la nave, apuntó.

El fundador de la ONG alemana, Axel Steier, explicó que a bordo hay al menos cuatro menores, uno de ellos viaja solo, aunque no se descarta que pueda haber más ya que no han preguntado la edad a todos.

La embarcación, de 30 metros, será inmovilizada y las autoridades maltesas iniciarán una investigación para comprobar si cometió irregularidades, primero en relación a la bandera holandesa que lleva y que, según el Gobierno de este país, no tiene permiso para portarla.

Después se esclarecerá si el capitán del barco actuó correctamente al dar la orden de salvar a estos dos centenares de personas en el mar, a pesar de que la Guardia Costera italiana les pidió que no intervinieran porque se iban a encargar los guardacostas libios. (I)

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