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Alexéi Navalni aterriza en el aeropuerto de Moscú y es detenido
El opositor ruso Alexei Navalni aterrizó en la tarde de este domingo 17 de enero, en el Aeropuerto Internacional de Moscú-Vnukovo procedente de Alemania, donde permaneció hospitalizado tras el envenenamiento sufrido el año pasado y del que acusó a las autoridades rusas.
Las amenazas se han cumplido. Nada más poner un pie en Rusia, las autoridades lo detuvieron en el aeropuerto en el que aterrizó.
El activista y bloguero anticorrupción, que regresó desde Alemania, donde se trató del grave ataque con una neurotoxina de uso militar que sufrió este verano en Siberia, está acusado de infringir los términos de una polémica sentencia anterior que le imponía una condena suspendida y libertad condicional.
El Servicio Penitenciario Federal, que asegura que permanecerá bajo custodia hasta que haya una decisión judicial, le acusa de no presentarse a las revisiones y reclama sustituir la pena suspendida por una real.
Varios simpatizantes de Navalni que se desplazaron hasta el aeropuerto también fueron detenidos. Un corresponsal de la agencia de noticias DPA indicó que entre los detenidos está uno de los colaboradores de Navalni, el abogado Liubov Sobol, así como varios activistas.
Agentes de paisano empujaron a las personas congregadas para dar la bienvenida a Navalni en el Aeropuerto Internacional de Moscú-Vnukovo. Efectivos de la policía antiterrorista (OMON) tomaron posiciones en el aeropuerto y hay varios furgones de traslado de prisioneros.
"¡Gracias amigos!", escribió Navalni en idioma alemán en su cuenta de Instagram antes de abandonar suelo germano.
Navalni explicó en sus redes sociales que durante su estancia en Alemania constató que muchos de los estereotipos sobre los alemanes no se ajustan a la realidad, como que no son amigables, que apenas se ríen o que quieran dar y recibir órdenes.
"No es así en absoluto. Realmente son gente muy agradable, con un excelente sentido del humor, y siempre tratan de ayudar", puede leerse en la cuenta de Instagram de Navalni.
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Añadió que dos de los estereotipos hacia los alemanes sí que son acertados. "No llegan tarde", algo que, indicó, le emociona ya que a él personalmente tampoco le gusta que nadie llegue demasiado tarde.
"A los alemanes les encanta inventar reglas para todas las situaciones de la vida y luego seguirlas, algo que irrita al principio, pero luego entiendes que es exactamente por eso por lo que viven tan bien", agregó.
Navalni agradeció especialmente la labor del equipo médico del hospital de la Charité de Berlín y de los fisioterapeutas que lo trataron.
El opositor ruso se desplomó en un vuelo interno el pasado 20 de agosto. Posteriormente fue trasladado en avión a Berlín para recibir tratamiento.
La Unión Europea impuso en octubre sanciones contra varios altos funcionarios próximos al presidente ruso, Vladimir Putin, después de que laboratorios de Alemania, Francia y Suecia determinaran que Navalni fue envenenado con un agente químico nervioso desarrollado por los soviéticos conocido como Novichok.
Navalni denunció que el Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, la principal agencia sucesora de la KGB soviética, fue directamente responsable de su intento de asesinato. El presidente ruso desestimó las acusaciones en numerosas ocasiones.
Las autoridades rusas indicaron que planean arrestar a Navalni nada más llegar a su país, algo que se espera que ocurra en poco menos de dos horas, acusándole de violar los términos de una sentencia y la libertad condicional.
Durante su estancia en Alemania, el líder opositor ruso mantuvo contacto con amplios sectores de la sociedad germana: Vecinos, comerciantes, profesores, policías, políticos, abogados, fiscales, periodistas, e incluso con la canciller, Angela Merkel, quien le visitó en el hospital.
"Solo puedo expresar mi gran agradecimiento a todos", añadió Navalni en sus redes sociales. (I)