El Comité de Seguridad Nacional del Senado de EE.UU. realizará el próximo 23 de mayo una audiencia pública sobre el escándalo con prostitutas en el que se vieron involucrados militares y agentes del Servicio Secreto estadounidense el mes pasado en Colombia en la cumbre de UNASUR a la que el presidente Obama fue invitado.
 La audiencia se  llevará a cabo el 23 de mayo, dijo hoy el senador independiente Joe  Lieberman, presidente del Comité, en el programa dominical "State of the  Union", de la cadena CNN.
 Está previsto que el director del  Servicio Secreto, Mark Sullivan, y el Inspector General Interino,  Charles Edwards, ofrezcan sendos testimonios, indicó Lieberman.
 Según adelantó el senador, el Comité preguntará a Sullivan si está  satisfecho con la investigación de lo ocurrido en Cartagena de Indias  (Colombia) y qué medidas va a tomar para que no vuelva a repetirse un  caso de este tipo.
 Asimismo, cuestionarán si el Servicio  Secreto tenían alguna "indicación" sobre la conducta de los agentes  antes del incidente "que podría haber sido una advertencia de lo que iba  a ocurrir".
 El incidente, que según Lieberman fue "doloroso" y  "peligroso", se produjo el pasado abril días antes de que el presidente  estadounidense, Barack Obama, viajara a Cartagena para participar en la  Cumbre de las Américas.
 Según las investigaciones, algunos  miembros del Servicio Secreto contrataron prostitutas en Cartagena que  fueron llevadas al hotel donde se alojaba el destacamento de seguridad,  antes de que llegara la delegación presidencial.
 Aunque la  prostitución es legal en la ciudad, según la comisión del Congreso que  está investigando los hechos, el comportamiento de los agentes viola el  código de conducta del Servicio Secreto, encargado de la protección del  presidente de EE.UU., compromete la seguridad de su misión y daña la  imagen del país.
 En total 12 agentes del Servicio Secreto  están siendo investigados por el escándalo,   9 han sido  apartados del servicio. De ellos, seis pertenecen a la infantería, dos a la marina y uno a la fuerza aérea.
 Además, otros once militares  estadounidenses, que realizaban tareas de apoyo en los preparativos de  la seguridad, también se han visto implicados.
 El Departamento de Defensa ha reiterado que espera de sus militares  que "dondequiera que estén, cumplan con los más altos estándares de  conducta". 
