Moscú expresó este sábado su preocupación por la versión estadounidense de la muerte de un niño ruso adoptado en Estados Unidos, que exculpa a sus padres adoptivos, en momentos en que miles de personas se manifestaban en Moscú para pedir la prohibición de las adopciones de menores rusos en el extranjero.
"Moscú examinó con inquietud las informaciones que dicen que (...) el fallecimiento de Maxim Kuzmin fue causado por" el desgarro de una arteria en el abdomen", indicó el ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.
El ministerio estima que los resultados de la autopsia son incompletos y exige a las autoridades estadounidenses todos los documentos necesarios para aclarar la muerte del niño de tres años.
El menor murió de una "arteria desgarrada" en el intestino debido a un traumatismo en el abdomen, según la autopsia, que también muestra que el niño sufría de trastornos mentales que podrían haber provocado que se autolesionara.
Los padres adoptivos, a los que no se considera sospechosos de homicidio, sí podrían ser condenados por negligencia, tras haber dejado solo al niño en el patio, donde se lo halló inconsciente en enero pasado.
En este contexto, miles de personas, incluyendo asociaciones favorables al presidente ruso Vladimir Putin, se manifestaron el sábado en Moscú para pedir que se prohíba la adopción de niños rusos por extranjeros y exigir el regreso de Kirill, el hermano de Maxim.
"Nuestros niños no son artículos de consumo", coreaba un hombre por un altavoz. "Nuestra principal petición es que se traiga de vuelta a Kirill y se prohíban las adopciones (en países) occidentales", declaró Irina Bergset, coordinadora del movimiento Madres Rusas y una de las principales organizadoras de la manifestación.
El portavoz de Putin dijo que se habían iniciado gestiones para que Kirill, de dos años de edad, regrese a Rusia. "Se están dando algunos pasos para traerlo de vuelta", puntualizó Dimitri Peskov.
"Hay circunstancias legales muy complicadas relacionadas con la posibilidad de dicho regreso", agrego.
Rusia acusa a los padres adoptivos estadounidenses de maltratar a los niños rusos y a las autoridades estadounidenses de no proteger a esos niños.
Una ley rusa votada en diciembre prohíbe a los estadounidenses adoptar niños de Rusia.