Una posible pausa en las conversaciones entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por la campaña electoral de 2014 puede terminar definitivamente con el proceso de paz del país suramericano, advirtieron analistas.
Esta polémica posibilidad, que en los últimos días ha centrado la atención mediática en Colombia, nació de una encuesta interna que el presidente Juan Manuel Santos planteó a los partidos de su coalición de Gobierno y que tiene buena acogida por parte de las FARC desde la sede de los diálogos en La Habana.
Colombia celebrará elecciones legislativas el 9 de marzo de 2014 y presidenciales el 25 de mayo, y lo que buscaría esta propuesta es evitar que las negociaciones puedan ser afectadas por el proceso electoral.
El director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional de Colombia, Alejo Vargas, dijo que le parece “una tontería decir que en el debate electoral no debe estar el tema de la negociación y viceversa”, pues no hay un punto más importante que la paz para la política y la vida democrática del país.
“En Colombia lo usamos en el pasado y eso siempre terminó en suspensión de los diálogos”, recordó en alusión a lo sucedido en el intento de paz de Tlaxcala (México, 1992) entre el gobierno de César Gaviria y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, conformada por las FARC, el ELN y el desmovilizado EPL.
En esa ocasión la tercera guerrilla, el Ejército Popular de Liberación (EPL), secuestró al exministro Argelino Durán Quintero, quien sufrió un ataque cardíaco y murió durante el cautiverio, lo que llevó a una suspensión indefinida de aquel proceso de paz a tres bandas.
Por su parte, el doctor en Ciencias Políticas y experto en conflicto, Pedro Medellín, reconoció que existe “el riesgo de que se politicen las conversaciones todavía más” durante la campaña electoral a los comicios legislativos y presidenciales. Ante esto, aconsejó evitar que el ambiente se caldee.
Tanto Vargas como Medellín respaldaron la tesis de que lo que el proceso de paz colombiano necesita, incluso en un contexto de elecciones, es pisar el acelerador.