La  represión gubernamental de las manifestaciones opositoras en Siria se ha  cobrado la vida desde marzo pasado de 2.900 personas, según las últimas  cifras facilitadas por la ONU.
 "Según la lista de nombres en  nuestro poder, el número total de muertes desde que comenzaron las  protestas en marzo es de 2.900, 200 más que en nuestra última  estimación", dijo a EFE Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado  de la ONU de Derechos Humanos.
 La información se dio a conocer  un día antes de que en Ginebra se lleve a cabo el Examen Periódico  Universal (EPU) sobre Siria, una evaluación bajo los auspicios del  Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para valorar la política  de Damasco en esta materia.
 Se trata de un proceso que da la  oportunidad a los 193 Estados miembros de la ONU de explicar las  acciones que han tomado para mejorar la situación de los derechos  humanos y para cumplir las obligaciones contraídas al respecto con la  comunidad internacional.
 El EPU fue creado al tiempo que el  Consejo de Derechos Humanos en marzo de 2006 con el objetivo de que  todos los países se sometieran a evaluación cada cuatro años y en el  caso de Siria coincidirá el viernes con un recrudecimiento de la  violencia en el país.
 Siria tomará la palabra ante el resto de  Estados y luego lo harán el resto de países interesados en intervenir,  así como las organizaciones de defensa de los derechos humanos que han  tenido participación de una manera u otra en ese país árabe.
 El examen no llega en buen momento para Siria, que el pasado 23 de  agosto fue condenado por el Consejo de Derechos Humanos por la represión  de las protestas contra el régimen de Bacher el Asad.
 El  Consejo aprobó también el envío a Siria de una comisión independiente  que investigue posibles crímenes contra la humanidad, denunciados  previamente por el Alto Comisionado de Derechos Humanos.
 Esa  comisión seguirá también en Ginebra el desarrollo del EPU de Siria, tras  lo cual tiene la intención de viajar a Damasco para realizar sus  pesquisas, aunque aún no tiene la autorización del Gobierno de ese país,  que inicialmente se comprometió a concederla.
 Pero Siria  llega también al EPU con el respaldo de Rusia y China, que ante el  Consejo de Derechos Humanos de Ginebra ya afirmaron que Damasco no tiene  toda la culpa de la violencia y que vetaron el martes en Nueva York una  resolución de condena contra el régimen de El Asad en el Consejo de  Seguridad de Naciones Unidas.
 La resolución no incluía la  imposición de sanciones contra Damasco, como propuso Washington, pero sí  amenazaba con acciones concretas si no se detiene la represión contra  los manifestantes.
 Rusia y China se opusieron con fuerza al  texto y ejercieron su poder de veto, como miembros permanentes del  Consejo, de manera conjunta por primera vez desde julio de 2008, cuando  se opusieron a una resolución que proponía sanciones contra Zimbabue.
 El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo el miércoles que  la "obligación moral" que tiene el Consejo de Seguridad es "evitar un  mayor baño de sangre y ayudar al pueblo sirio".