La ONU avala el alto al fuego de Siria y rechaza militarización del conflicto
Naciones Unidas avaló este jueves la implementación del  alto al fuego por parte del régimen de Bachar al Asad, a pesar de las  denuncias de la oposición de que la represión continúa y que hoy mismo  se cobró la vida de 5 personas, e insistió en descartar la solución de  una militarización del conflicto.
 "En estos momentos, la  situación parece más tranquila. Lo estamos siguiendo muy de cerca", dijo  el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en conferencia de prensa  en Ginebra.
 Siria "aparentemente experimenta un raro momento de tranquilidad sobre el  terreno", manifestó minutos después en un comunicado Kofi Annan, enviado  especial de la ONU y de la Liga Árabe para Siria.
 "Estoy animado" por las informaciones que apuntan a que "el cese de las hostilidades está aguantando", aseguró Annan.
 Este optimismo contrasta con las denuncias del Consejo Nacional Sirio  (CNS), principal alianza opositora, y de otros grupos de derechos  humanos, que denunciaron "masivas redadas", "docenas de detenciones", y  la muerte a manos de las fuerzas de seguridad de, al menos, cinco  personas, entre ellas una menor.
 "No hemos visto que los  tanques se hayan retirado del centro de las ciudades como estaba  previsto en el plan de Annan. Vemos los tanques posicionados en áreas  pobladas, exactamente como hace tres semanas. No hay ninguna evidencia  de un verdadero repliegue", concluyó Bassma Kodmani, responsable de  relaciones internacionales del CNS.
Preguntado  acerca de si tiene un "plan B", en caso de que el alto el fuego fracase,  Ban insistió en su esperanza de que, "con la ayuda de la comunidad  internacional y el sólido compromiso de los dirigentes de Siria y de las fuerzas de oposición, se cumplan sus promesas, detengan los combates y sigan una negociación política".
 La ONU quiere a toda costa evitar una internacionalización del  conflicto mediante una intervención militar que seguramente no contaría  con el respaldo del Consejo de Seguridad, dado el previsible veto de  China y Rusia, que rechazan a toda costa cualquier injerencia externa.
 
