Japón se comprometió hoy a reforzar los  controles sobre los productos pesqueros ante los escapes radiactivos de  la planta nuclear de Fukushima al mar, donde se han detectado niveles de  yodo 5 millones de veces por encima del límite legal.
 La  operadora de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), detalló hoy que  los análisis efectuados ayer en una zona marina cercana a una toma de  agua del maltrecho reactor 2 de Fukushima mostraron hasta 200 becquerels  de yodo-131 por centímetro cúbico.
 El análisis también  revelaba un nivel de cesio-137 que excedía el límite en 1,1 millones de  veces, según datos de TEPCO difundidos por la televisión pública NHK.
 El yodo-131 tiene una vida media de ocho días, pero el periodo necesario para la semidegradación del cesio-137 es de 30 años.
 Se cree que el agua altamente contaminada se filtra al mar a través  de una grieta en la pared de una fosa cercana al reactor 2 de Fukushima,  pero todos los intentos por detener el escape han sido hasta ahora en  vano.
 Se ha tratado de sellar la fisura con cemento y frenar  el flujo de agua con polímeros absorbentes, sin éxito. Ahora, se planea  inyectar silicato de sodio en el subsuelo de la fosa para tratar de  cerrar el paso al agua contaminada, que se cree podría venir de otra  fisura en algún conducto subterráneo, según NHK.
 La elevada  radiactividad en el mar ha suscitado una honda preocupación sobre la  contaminación en los productos pesqueros de la zona, que se suma a la ya  existente sobre algunos productos agrícolas.
 Mientras la  pesca en Fukushima continúa paralizada, hoy se informó de que en aguas  de la vecina provincia de Ibaraki se han detectado elevados niveles de  yodo radiactivo, de 4.080 becquerel por kilo, en un tipo de pez similar a  la anguila de mar.
 Hasta ahora Japón no había establecido un  máximo legal de yodo para sus productos pesqueros, ya que la Agencia de  Seguridad Nuclear consideraba difícil que acumulasen radiactividad, pero  en la actual situación el Gobierno planea poner límites parejos a los  decretados para el caso de las verduras.
 En la misma zona de  Ibaraki, otro pez similar al anterior mostró una contaminación de 526  becquerels de cesio radiactivo, por encima del límite legal de 500  becquerels, lo que llevó a la cooperativa local de pescadores a prohibir  la captura de esta especie, informó la agencia local Kyodo.
 En medio de la preocupación por el impacto de la contaminación en la  industria pesquera de la zona, el ministro de Agricultura y Pesca,  Michihiko Kano, aseguró que el Gobierno estrechará las inspecciones para  verificar la seguridad de los productos.
 Los controles se  reforzarán en Ibaraki pero también en la provincia costera de Chiba, al  este de Tokio, informó Kano, citado por Kyodo.
 La preocupación  por la eventual radiactividad en el pescado se produce después de que  se detectara también contaminación en varios tipos de verduras de  Fukushima e Ibaraki, cuya distribución ha sido prohibida.
 Contener la radiación es una de las prioridades en el interior de la  central nuclear, donde los avances se ven dificultados por las cerca de  60.000 toneladas de agua altamente radiactiva que inundan varias zonas y  dificultan el paso de los operarios.
 Como medida de  emergencia, los operarios de TEPCO comenzaron ayer a verter al mar  11.500 toneladas de agua con un nivel de radiactividad relativamente  bajo (cien veces superior al límite).
 El objetivo es vaciar  los depósitos que contenían ese líquido para poder almacenar en ellos el  agua mucho más contaminada (hasta 100.000 veces el límite) que complica  las tareas de los técnicos.
 El ministro japonés de Economía,  Banri Kaieda, dijo hoy que ese vertido no supone un riesgo para la  salud, aunque pidió disculpas por la preocupación suscitada entre los  ciudadanos y, sobre todo, entre la comunidad de pescadores de la zona.
 La crisis nuclear se suma a la tragedia causada en el noreste de  Japón por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo, que dejó 12.344  muertos y 15.237 heridos, según el último recuento policial.
