Los máximos líderes chinos expresaron este viernes al  vicepresidente de EEUU, Joe Biden, su confianza en que EEUU saldrá del  bache financiero actual, aunque en contrapartida pidieron una mayor  apertura de la primera economía mundial a la de China, especialmente en  materia de alta tecnología.
 El primer ministro chino, Wen Jiabao, se reunió con Biden en  Zhongnanhai (sede del Consejo de Estado), donde dio las muestras de  apoyo que la Casa Blanca busca con esta visita asegurando que China  "confía plenamente en que la economía estadounidense superará las  dificultades y retornará a la senda normal del desarrollo".
 "Es importante el mensaje dado a la opinión pública china de que EEUU  cumplirá su palabra y sus obligaciones al respecto de su deuda estatal",  señaló Wen, quien añadió que ello "dará un impulso a la confianza de  los inversores en la economía estadounidense".
 Biden, por su  parte, subrayó a Wen que Estados Unidos "va a cuidar su deuda pública, y  no simplemente porque China posee un 8 por ciento de ésta (en forma de  bonos adquiridos), sino porque un 85 por ciento es propiedad de los  estadounidenses".
 "Apreciamos la inversión china en la deuda  estadounidense, y quiero dejar claro que no tienen nada de que  preocuparse", afirmó.
 Antes, el vicepresidente Xi Jinping se  expresó en términos similares a Wen en presencia de su homólogo  norteamericano, destacando en un encuentro con empresarios de los dos  países que la economía de Estados Unidos "es muy elástica y tiene una  fuerte capacidad de autorreparación".
 Las muestras de apoyo de  China, el principal acreedor de EEUU, son importantes en un momento en  que la primera economía mundial atraviesa una crisis de confianza,  debido a la degradación de su deuda por parte de Standard & Poors y  a las maratonianas negociaciones que necesitó para subir el techo de su  endeudamiento.
 China es el mayor acreedor de EEUU, al poseer  1,16 billones de dólares en bonos estadounidenses, que equivalen a la  tercera parte de la enorme reserva de divisas del país asiático, la  mayor del mundo.
 Pero Xi, llamado a convertirse en el máximo  líder de China en 2013, fue más allá de las palabras amables y pidió a  Estados Unidos, entre otras cosas, acciones para relajar las  restricciones en las exportaciones de alta tecnología estadounidense al gigante asiático.
 "Esperamos que EEUU elimine interferencias y el proteccionismo en el  comercio y la inversión, y tome medidas puntuales y concretas en los  sectores que preocupan especialmente a la parte china", señaló.
 Particularmente, prosiguió, Pekín quiere "una relajación de la exportación de productos de alta tecnología a China, así como un justo entorno para que las firmas chinas inviertan en EEUU".
 La restricción de tecnología estadounidense a China -por motivos de seguridad estratégica, según  Washington- causa desde hace tiempo dolores de cabeza a Pekín,  interesada en la transferencia de I+D para mejorar el valor añadido de  su industria, tradicionalmente basada en productos "baratos".
 Xi aseguró también que China intensificará la protección de la propiedad  intelectual que tanto preocupa a Washington, y dijo que la segunda  economía mundial va por buen camino y no experimentará el "aterrizaje  brusco" que algunos economistas prevén a largo plazo.
 Biden  también se reunió hoy con el presidente chino, Hu Jintao, aunque este  encuentro tuvo más tintes diplomáticos que económicos y en ella ambos  líderes subrayaron sobre todo el "buen momento" de los lazos entre Pekín  y Washington.
 La visita de Biden está siendo muy seguida a  ambos lados del Pacífico y ha generado algunas anécdotas, como el  "banquete" del vicepresidente estadounidense ayer, jueves, en una tasca  popular del barrio antiguo de Pekín, donde él y otros cuatro comensales  de la delegación (entre ellos su nieta) gastaron entre todos sólo 79  yuanes (apenas 10 dólares) en fideos, bollos y pepinos.
 El  gesto, que ha causado ríos de comentarios en las redes sociales chinas,  se ha interpretado en muchos círculos como una muestra de la  "austeridad" que Washington quiere mostrar ante Pekín, si bien muchos  internautas chinos dicen que todo es una muy orquestada jugada de la  Administración norteamericana. 
