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El Telégrafo
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Suecia muestra su desigualdad

Suecia muestra su desigualdad
25 de mayo de 2013 - 00:00

Los disturbios registrados durante cinco días consecutivos en barrios de la periferia de Estocolmo, con incendios de vehículos y propiedades y enfrentamientos de jóvenes inmigrantes con la policía, demuestran que Suecia no es tan pacífica e igualitaria y que su modelo de “bienestar” tiene sus falencias.   

Los incidentes, que comenzaron el pasado domingo por la noche tras la muerte de un habitante de la barriada de Husby ultimado por la policía, que alegó legítima defensa, se fueron extendiendo a unos 15 barrios de la capital. El jueves por la noche, una comisaría de policía fue atacada con piedras en el barrio de Kista y otros dos en el sur de la capital.

Aunque durante estos incidentes no hubo que lamentar muchos daños personales -una persona herida en la cabeza por una pedrada en una manifestación en Husby el jueves, un policía herido el miércoles por la noche- los daños materiales se multiplicaron. Los bomberos reportaron 90 incendios de coches y en edificios, uno de los cuales arrasó un restaurante el barrio de Huddinge, en el sur de la capital.

Los disturbios de Husby hacen preguntarse a muchos si la rica e igualitaria Suecia no ha fracasado a la hora de integrar a sus inmigrantes, que representan cerca del 15% de la población y se concentran en los barrios pobres de las grandes ciudades del país, que sufren una tasa de desempleo mayor que la media del resto de la población.

El paro, que apenas alcanza el 3,3% en la capital, Estocolmo, se eleva hasta el 8,8% en la zona periféricaEl paro, que apenas alcanza el 3,3% en la capital, Estocolmo, se eleva hasta el 8,8% en esta ciudad periférica. Asimismo, solo un 3,6% de los vecinos de Estocolmo recibe ayuda social, frente a un 12% de los vecinos de Husby, donde el 20% de los jóvenes ni trabaja ni estudia. Para Shahnaz Darabi, una mujer iraní que llegó a Suecia hace 19 años y regenta una floristería, “muchos jóvenes se sientan en casa y solo ven la televisión de sus países de origen, no aprenden sueco, no tienen trabajo, viven de los subsidios y no pueden avanzar. Están estancados”.

Precisamente, la oposición de centro izquierda culpa al Gobierno de estar favoreciendo la desigualdad con su política de recortes presupuestarios y bajadas de impuestos. “Hemos fracasado a la hora de dar esperanzas de futuro a la mayoría de la gente de los suburbios”, aseguró Anna-Margrethe Livh, del Partido de Izquierda, al diario Svenska Dagbladet.

Según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque la mayoría de los suecos ha experimentado un aumento del nivel de vida durante los últimos años, Suecia es el país donde la pobreza relativa ha aumentado más desde 1995 (del 4% de la población al 9%). De esta forma, el país escandinavo ha pasado del primer lugar al 14º, aunque sigue por debajo de la media de la OCDE (11%).

En cambio, quien se frota la mano es la ultraderecha que, soñando con sacar tajada del rechazo a los inmigrantes, ha pedido al Gobierno que imponga el estado de sitio en los barrios conflictivos. Todos los sondeos anticipan desde hace tiempo una fuerte subida de votos para los xenófobos Demócratas Suecos, que lograron colarse en el Parlamento en las legislativas de 2010.

Rami Al Jamisi, portavoz de la asociación Megáfono, que trabaja con jóvenes de la periferia, denunció el trato racista recibido por la Policía, que ya ha abierto una investigación. Nos han tratado como “negros” y “monos”, lamentó.

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