El Telégrafo
Ecuador / Martes, 26 de Agosto de 2025

Quinta sentencia judicial contra Fujimori (Galería)

Se calcula que en su gobierno $ 41 millones fueron concedidos en diversos pagos a los dueños de periódicos

El inicio de este año trae malas noticias para Alberto Fujimori. La Cuarta Sala Penal Liquidadora  ratificó la sentencia de 8 años de prisión en su contra, al hallarlo culpable del desvío de fondos, pertenecían a las Fuerzas Armadas, que fueron a parar a las arcas del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), en busca de facilitar la compra de la línea editorial de lo que se conoce como “Prensa Chicha”, en un intento desesperado por mantenerse en el poder en el año 2000.

Delgado y canoso, detrás de sus inseparables anteojos, un Fujimori sereno escuchó la sentencia -la quinta en su contra-, el jueves pasado. Antes que los magistrados de la Sala anunciaran el veredicto, el exmandatario había tomado la palabra para autoproclamarse víctima de lo que, dice, es una persecución en su contra. En ese contexto, ‘El Chino’ -apodo con el que se lo conoce en Perú- negó que haya realizado cualquier tipo de desvío de fondos pues, sostuvo, no tenía interés por ejercer un tercer mandato. El dinero habría sido utilizado en la construcción de vías y puestos médicos en la zona de influencia del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) logrando, según el sentenciado, un paso clave para la pacificación del país.

El argumento no es nuevo. Fujimori ha buscado, desde que fue extraditado de Chile en 2007, hacer de su figura el sinónimo de la derrota del terrorismo y, con ello, acomodarse en el puesto del político perseguido. El discurso, que no ha tenido mayor resultado a la hora de enfrentar juicios, ha sido utilizado por su partido para sostener un nivel de popularidad alto y mantener, actualmente, en el primer lugar de las preferencias electorales a Keiko Fujimori, su hija mayor.

Al salir de la Sala Penal, ella precisamente se anticipó a señalar que esta sentencia se basa en “conjeturas”. “No existen pruebas reales de que mi padre desvió esos fondos”, declaró la posible candidata presidencial.

Como se recuerda, en el año 2000, el Perú fue escenario de una profunda crisis política que terminó con la renuncia de Fujimori al cargo de Presidente a través de un fax enviado desde el Japón. Su deseo de ganar por tercera vez consecutiva la presidencia de ese país, lo llevó a él y a su asesor principal Vladimiro Montesinos a diseñar una serie de estrategias para influenciar en la opinión popular: la compra de líneas editoriales de una serie de periódicos dedicados a las noticias amarillistas, de escándalos y espectáculos, fue una de ellas.

Se calcula que unos 122 millones de soles fueron concedidos en pagos diversos a los dueños de periódicos como “El Chino”, “El Men”, “La Razón”, “El Tío”, “La Yuca”, “Conclusión”, “El Chato” y “El Mañanero”, para que enfilaran acusaciones infundadas contra los críticos del régimen.

La naturaleza de la información que contenían esos diarios los clasificaba dentro de lo que se conoce, desde mediados de la década del 80, como “Prensa Chicha”. Surgida como una propuesta masificadora del interés de las grandes olas de migrantes a la capital peruana, la “Prensa Chicha” se caracterizó desde su origen por el tratamiento superficial de los temas, convirtiendo a la información en un territorio del prejuicio, el abuso y la violencia. La imagen de la mujer, por ejemplo, ha sido siempre la moneda de venta de estos diarios, mismos que logran una acogida numerosa debida, en parte, a la utilización de un lenguaje coloquial, picante, con el que pretenden representar la realidad.

La relación que este tipo de prensa y el régimen fujimorista establecieron es conocida y, aún ahora, casi catorce años después de sucedida, los ecos de esa amistad siguen haciendo estragos. El escándalo continúa llenando titulares todas las mañanas, y las declaraciones de actores políticos suelen ser interpretadas del modo en que la línea editorial de tal o cual diario dispone.

Por eso, esta sentencia a Fujimori, que se suma a las que ya purga por delitos como allanamiento ilegal, atentado contra los derechos humanos, peculado, y pagos indebidos, se asume también como una sentencia contra ese tipo de manipulación de la información. Ya en el 2005, y después de un juicio oral en el que se sentenció a 29 personas por este mismo delito, incluyendo entre ellas varios directores de los diarios antes mencionados, se había manifestado la necesidad de llevar adelante una lección simbólica que ayude a poner en orden los papeles de la prensa y su acción en el medio peruano.

Hoy, esa lección parece tener un elemento a favor, al ratificar a uno de los principales actores políticos de entonces, como culpable.

La reacción de Fujimori y su abogado defensor no causó sorpresa. Una vez emitido el fallo, decidieron apelar a la instancia superior, para lograr, según dijeron, justicia. Mientras eso sucede, sus hijos, actuales dirigentes de su partido, no parecen verlo todo de forma negativa. A un año de las elecciones presidenciales, todo parece indicar que el fujimorismo levanta su popularidad, apoyado principalmente en la figura de su líder: envejecido, aquejado por la enfermedad y preso.