El Telégrafo
Ecuador / Lunes, 25 de Agosto de 2025

El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo chino, Xi Jinping, concluyeron ayer en California las conversaciones que, pese a la distensión mostrada, no llevaron a avanzar en los espinosos temas que enfrentan a sus países.

Tras haberse visto durante más de cinco horas la noche del viernes entre una reunión bilateral y la cena de trabajo, ambos dirigentes se reunieron ayer en la lujosa propiedad “Sunnylands” de Rancho Mirage, a 160 km al este de Los Angeles, durante más de una hora y media.

El viernes, Obama y Xi, que deberán compartir la escena internacional hasta principios de 2017, se comprometieron a sentar las bases para un “nuevo modelo” de relaciones entre China y Estados Unidos, en el espíritu de esta cumbre informal, lejos del protocolo de las visitas de Estado.

Ante los periodistas, Obama dijo que quería “un nuevo modelo de cooperación” con Pekín, un concepto retomado por Xi al evocar “un nuevo modelo de relaciones entre países grandes”. Señal de la distensión mostrada fue la ausencia de corbatas, aunque ambos mantuvieron su chaqueta.

Después de asegurar que las relaciones entre ambas potencias han alcanzado un “nuevo punto de partida”, Xi invitó a Obama a  China para una cumbre informal, similar a la de Rancho Mirage, aunque no especificó por lo pronto la fecha.

Pero más allá de este intercambio de lugares comunes amables, los casos que perturban las relaciones entre China y Estados Unidos -feroces competidores económicos y geopolíticos, pero estrechos socios comerciales- no tardaron en surgir en las conversaciones.

Reglas comunes sobre ciberseguridad

El mandatario estadounidense pidió establecer “reglas comunes” sobre ciberseguridad, que sean respetadas por ambos países, que se han acusado mutuamente de ciberespionaje y robo de información, y subrayó lo “importante” que es que China y Estados Unidos tengan un “entendimiento permanente” sobre esta materia.

El presidente chino, por su parte, reconoció que este fenómeno constituía un problema, pero fue fiel a la línea de Pekín, asegurando que su país también fue “víctima de ciberataques” y hablando de “malentendidos”. Xi no respondió, no obstante, a la pregunta de un periodista estadounidense de si China era responsable de esos ataques digitales en suelo estadounidense.

El viernes por la noche, Obama habló de los programas balísticos y nucleares de Corea del Norte, aliado de Pekín, sin mencionar la vuelta al diálogo entre Pyongyang y Seúl, anunciada en paralelo en la península coreana. También se refirió a los derechos humanos, cuyo respeto es la “clave del éxito, la prosperidad y la justicia”, dijo.

Varios cientos de manifestantes contrarios al mandatario chino, miembros del movimiento Falun Gong, defensores de la independencia del Tíbet y de los derechos humanos, se apostaron el viernes a las afueras de “Sunnylands”, bajo un sofocante calor de 44 grados.