Chile prohíbe por ley la selección de alumnos y el lucro en la educación
Ha sido la “madre de todas las reformas” y el principal legado que quiere dejar el gobierno de Michelle Bachelet. Finalmente y después de una serie de disputas, controversias, polémicas y 7 meses de discusiones en el Congreso, que han acaparado parte importante de la agenda de noticias en Chile, la reforma educacional fue aprobada esta semana tanto por el Senado como por la Cámara de Diputados. Así, la reforma se promulgaría el próximo 21 de mayo y entraría en vigencia paulatinamente en 2016.
Es un triunfo para la presidenta socialista, quien logró alinear las distintas corrientes que había al interior de la Nueva Mayoría respecto de cómo debe ser la educación pública chilena a partir de ahora, la Cámara Baja aprobó el proyecto la noche del martes. De esta manera se evitó ir a una comisión mixta, con lo que el gobierno cumplió el plazo que se autoimpuso. Chile posee uno de los peores indicadores de educación pública del continente.
“No es posible la calidad sin inclusión”, señaló el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre. Aunque el oficialismo se mostró entusiasta, la oposición criticó la reforma, al igual que algunos sectores de los movimientos estudiantiles que la impulsaron desde las protestas de 2008 en adelante, y también grupos de padres y apoderados. El corazón de la reforma es el siguiente: A partir de ahora en Chile no habrá selección, ni financiamiento compartido ni lucro en los establecimientos que reciben subvención del Estado.
Como punto pendiente quedó un eventual cambio a los mecanismos de selección en los llamados “liceos emblemáticos”, los colegios públicos con mejores resultados académicos. Con la iniciativa de Bachelet, ahora los recursos públicos solo podrán ser reutilizados para fortalecer la educación pública.
Lo primero que se hará es eliminar el copago, que comenzará a aplicarse en una sola región. Así, se deberá elegir entre Aysén, Magallanes, Arica y Parinacota. Luego se extenderá al resto del país. Lo último será la selección, que concluirá en 2023. La idea de la reforma es eliminar el copago que hacen mensualmente los padres, para reemplazarlo por aportes estatales adicionales a la subvención legal. Aunque el cobro a los apoderados queda prohibido, estos podrán aportar fondos al proyecto educativo que eligieron para sus hijos, de manera voluntaria.
En cuanto a la selección, el número de alumnos seleccionados debe disminuir de manera gradual hasta llegar a cero en los establecimientos públicos. El plan es evitar discriminaciones arbitrarias. La excepción será en los proyectos educativos especiales o de excelencia, como los “liceos emblemáticos”, que podrían seleccionar al 30% de su matrícula. El nuevo sistema de admisión para las escuelas públicas será aleatorio.
Por otro lado, el fin del lucro partirá en diciembre de 2017. Desde esa fecha, los sostenedores de escuelas particulares con subvención estatal deberán transformar sus colegios en corporaciones sin fines de lucro. Por primera vez se establecen penas de cárcel y sanciones civiles a los dueños de colegios que utilicen fondos públicos con fines no educacionales.
Los colegios particulares pagados no están obligados a terminar con las pruebas de selección. Ello, porque no reciben aportes o subvención del Estado. Aparte de estas medidas, el Congreso aprobó la creación de un fondo especial para la educación pública que ascenderá a $ 250 mil millones por año, entre 2016 y 2019. Es decir, más allá del gobierno de Bachelet que culminará en 2018.