El Telégrafo
Ecuador / Miércoles, 27 de Agosto de 2025

600.000 palestinos permanecen sin hogar como consecuencia del bombardeo israelí

El gobierno de consenso de gaza no tiene control sobre los pasos fronterizos

Gaza.-

En el barrio de Shija’yya, en el este de la ciudad de Gaza, las calles se congestionan por la circulación de camiones pesados. Nadie diría que la reconstrucción no está llegando. A una de las tiendas que acumula cemento y gravilla a sus puertas se acerca Yehia, cabizbajo y pensativo. Su casa está clasificada como ‘parcialmente dañada pero habitable’.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) vino a evaluar los daños después de la guerra -contó Yehia-. “Cuando supe que el material de construcción no es gratis se me cayó el alma al suelo. No tengo dinero suficiente”.  

Dentro de la tienda se encuentra Karam. Parte de su casa tiene que ser derrumbada, está en la categoría ‘parcialmente dañada no habitable’. Él y su familia viven en casa de familiares. “A mí me corresponden 138 toneladas de cemento, 32 toneladas de gravilla y 860 kilos de hierro. Esto necesita mucho dinero, unos 20.000 NIS (unidad monetaria en Israel) (unos $ 5.097), que yo no tengo. Y no creo que el cemento será suficiente. Voy a endeudarme o pedir dinero a alguien.”

Karam y Yehia hablan con el dueño de la tienda. Acuerdan que, cuando consigan el dinero necesario y compren el material que les corresponde en un centro oficial, la tienda se lo comprará a un precio mayor. De este modo recuperarán su dinero y esperarán hasta que la situación se normalice y baje el precio del material con el cual poder reconstruir sus casas.

Ellos han decidido unirse al mercado paralelo que se desarrolla en la Franja como único modo de supervivencia, luego de que en agosto Israel bombardeara a Gaza. “Hace una semana la tonelada de cemento costaba $ 1.000 -dijo el dueño de la tienda sin identificarse- solo la gente que se ve obligada y que tiene dinero o lo puede pedir prestado lo compraba.”

En Beit Hanun, habitado en su totalidad por refugiados palestinos, los escombros aún son el paisaje predominante.

Ahmed mira cómo, sin máquina alguna, a golpe de martillazo, reducen las ruinas de lo que fue su hogar: una casa que cobijaba a 5 familias, clasificada como ‘totalmente dañada’. “Nada. No han hecho nada con mi casa.  La Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Medio (Unrwa) vino y dijo que había que derrumbar los restos totalmente y todavía no han retirado los escombros o recompensar los daños. No han prometido nada, solo nos han pagado 4 meses de alquiler hasta el pasado mes de diciembre. La cosa no está clara para este año, no sabemos a dónde iremos”.  

Un mecanismo “infértil y fatal”

Del 1’700.000 habitantes de la Franja de Gaza, más de 600.000 se han visto afectados por daños y destrucción de sus hogares en la pasada operación militar israelí ‘Margen Protector’. El sistema diseñado para la reconstrucción es complejo.

Por un lado está el mecanismo tripartito de PNUD, Unrwa y Gobierno de Consenso Nacional palestino que, tras haber identificado los daños de las viviendas, coordinan la entrega de material de construcción a través de 12 centros distribuidores.

Estos centros han pasado, previamente, por una minuciosa investigación bajo criterios de seguridad impuestos por Israel que exige la instalación de GPS en sus vehículos pesados y cámaras de vigilancia con conexión a internet funcionando las 24 horas. Los requisitos israelíes han hecho que en el campo de refugiados de Jabalia o en Beit Hanun no haya ni un solo centro distribuidor.

Por otro lado, y paralelamente, está el Mecanismo de Reconstrucción del llamado Plan de (Robert) Serry, coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz de Oriente Medio.

Es, básicamente, una vía que hace posible la entrada de material para propósitos civiles, un mecanismo pactado entre el gobierno de Consenso Nacional palestino y Gobierno israelí.

Mientras tanto, en la ciudad de Gaza se repiten cada semana las manifestaciones de palestinos ante las puertas de las oficinas de Unsco, Unrwa y PNUD. Se quejan de una reconstrucción que llega tarde y se desarrolla lentamente, con fallos y desajustes. Una reconstrucción que, según ellos, legitima y prolonga el bloqueo y que se realiza con materiales israelíes, lo que significa una reinversión para las arcas del gobierno judío.

De los 12 distribuidores oficiales mencionados, solo 11 han recibido material. Los afectados hablan de “guerra sicológica” y muchos no entienden por qué reciben cantidades ilógicas de material. “Hay casas que fueron ligeramente dañadas, pero a los dueños les salieron 10 toneladas de cemento -explicó un afectado en Shija’yya-. Otra gente tuvo daños  graves en sus casas pero les salieron 5 sacos solo. No entendemos nada.”

En el barrio Sheikh Radwan, en el norte de la ciudad de Gaza, se encuentra uno de los centros de reparto autorizados. Los dueños contaron que trabajan con un programa informático donde obtienen las cantidades que pueden vender a cada particular una vez insertado su número de carné de identidad.

Ellos trabajan directamente con otro organismo de la ONU, la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops). “Las 2 primeras distribuciones fueron con cupones que entregaba el Ministerio de Vivienda y Trabajos Públicos palestino -explicó uno de los dueños-. Solo se distribuía cemento. Ahora vendemos cemento, hierro y gravilla.

El segundo dueño del almacén criticó el sistema y lo tacha de “infértil y fatal”. “Si dicen que la reconstrucción durará 10 años, durará el triple. Todavía no ha llegado la fase de la destrucción total de hogares que lo necesitan, ni la de quitar los escombros, ni la fase de las fábricas de hormigón y de ladrillos. Además, cuando vemos que nos quedamos sin material y enviamos una orden nunca llega lo que pedimos”.

4 meses después del bombardeo, 20.000 familias continúan desplazadas de sus hogares. 18 centros de la Unrwa todavía cobijan a más de 32.000 personas, la mayoría es de menores de edad. El resto se encuentra en apartamentos rentados o en casas de familiares.

Pero la Unrwa se ha quedado sin fondos para continuar con la ayuda de abrigo y, con el invierno por delante, esto podría traer consecuencias nefastas. “A menos que la situación cambie con urgencia, nos quedaremos sin fondos este mes, lo que significa que no vamos a ser capaces de proporcionar subsidios de alquiler para muchas familias afectadas ni proporcionar el apoyo necesario para llevar a cabo las reparaciones”, indicó Robert Turner, director de operaciones de la Unrwa.

La Unrwa convocó a una emergencia para 2015, la Agencia busca $ 366,6 millones para sus operaciones en Gaza. Cuando finalizó la guerra, los anuncios de donaciones llegaron de todo el mundo. Aunque los dólares de los donantes de la conferencia de El Cairo parece que todavía no terminan de materializarse.

El 11 de diciembre Robert Serry llegó a Gaza para llevar a cabo varias reuniones, lejos de la vista de la prensa y de los gazatíes. “Se espera que más de 20.000 propietarios de viviendas puedan adquirir material de construcción a finales de diciembre para reparaciones críticas ante un invierno que se presenta frío”, afirmó el coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz de Oriente Medio en un comunicado de prensa posteriormente.

Serry apuntó a El Diario, que lo preocupante es que al frágil e informal alto al fuego se une la falta de empoderamiento del Gobierno de Consenso Nacional en Gaza, que no tiene control sobre los pasos fronterizos. “Estas difíciles cuestiones, junto con la insuficiente ayuda financiera de los donantes, solo han empeorado la atmósfera en una Gaza ya devastada”, dijo.