Gran parte de los cerca de 100.000 argentinos que invadieron Río de Janeiro para seguir a la selección de su país en la final del Mundial de Fútbol 2014 frente a la alemana en el estadio Maracaná de esta ciudad brasileña inició hoy el largo camino de regreso a casa, de más de 3.000 kilómetros.

Los argentinos, que en los últimos días eran mayoritarios en la turística playa de Copacabana, lo fueron hoy en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro y en la terminal de transportes terrestres de esta ciudad, en donde no escondían el desánimo tras la derrota de la víspera que aumenta el ayuno de 28 años sin ganar el título mundial.

Para facilitar la evacuación argentina, las autoridades aeronáuticas desplegaron hoy una operación especial en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro para el despegue de 17 aviones hacia Buenos Aires, un número récord y que supera significativamente los entre 4 o 5 que parten diariamente hacia la capital argentina.

El aeropuerto de Río también recibió un récord de 12 aviones comerciales el sábado procedentes de Buenos Aires y 14 el domingo.

En la terminal de transportes Novo Río el número de autobuses que parte este lunes con destino a Buenos Aires también es récord, con 36 vehículos.

La administración de la terminal informó de que la salida de la mayoría de los autobuses hacia Argentina está prevista para la tarde y que en algún período habrá partidas en intervalos de 5 minutos.

Los argentinos igualmente eran mayoritarios en la terminal, en donde varios formaban una larga fila para poder usar las duchas de la estación o dormían tendidos en los corredores de espera.

"Asistimos a la final en (las pantallas gigantes de la Fan Fest de la FIFA en) la playa y pasamos la noche aquí, en donde también desayunamos y nos bañamos", afirmó Eduardo Jiménez, un estudiante de 23 años con pasaje de regreso confirmado para la tarde de este lunes y que llegó a Río de Janeiro junto a tres amigos.

Igualmente comenzó este lunes el éxodo de los miles de argentinos que llegaron a Río de Janeiro en autocaravanas, autobuses fletados y vehículos particulares y que estaban acampados en espacios públicos de Río de Janeiro como el Sambódromo, el Terreirao do Samba y el Centro de Tradiciones Nordestinas.

A diferencia del ambiente ruidoso y festivo de los últimos días en el Sambódromo, con miles de hinchas entonando cánticos provocadores, saltando y agitando banderas argentinas, el clima este lunes era totalmente diferente, silencioso y triste.

La alcaldía notificó a los argentinos que tienen que abandonar los improvisados estacionamientos hasta el miércoles, cuando las actividades en estos centros culturales serán retomadas.

"Vine a dar una mirada para ver cómo está la salida de los argentinos del Sambódromo. Ya salió mucha gente, muchos se fueron de madrugada y creo que a más tardar mañana no quedará nadie", aseguró el presidente de la compañía municipal para Eventos Especiales, Leonardo Maciel.

El funcionario dijo que el número de turistas argentinos en Río de Janeiro para el Mundial superó todas las expectativas y que la ciudad no tuvo problemas para albergarlos, incluso en los improvisados estacionamientos.

La Policía Federal de Carreteras de Brasil anunció un refuerzo de sus agentes en las principales carreteras del sudeste y del sur del país para atender posibles problemas con el paso de los 8.000 vehículos que, calcula, se desplazarán con rumbo a Argentina entre este lunes y el miércoles.

Según la estatal Agencia Brasil, pese a la derrota en la final del Mundial y a las provocaciones de los brasileños, que festejaron el título alemán como suyo, la mayoría de los argentinos dijo que se había sentido muy bien recibido en Río de Janeiro y que pretendía volver a la ciudad.

Pese a la supuesta buena recepción, antes de irse, algunos dejaron pintadas en los muros del Sambódromo con provocaciones contra el fútbol brasileño y en las que alegan que "Maradona es mejor que Pelé".