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Una explicación muy chévere
El origen de esta palabra fue atribuido por varias décadas a una voz africana convertida luego en una expresión popular cubana que se extendió por toda América Latina.
Pero hace 10 años esta teoría ha quedado superada. Resulta que en el Archivo de Indias se encontró una declaración del soldado Diego de Ojuelos, quien en 1557 solicitaba una pensión por participar en la conquista española del Perú.
Y describía así, en español antiguo, su impresión cuando vio por primera vez al inca Atahualpa: “el Atabalipa yba en su litera bien aderezado y muy chevre”.
A partir de allí un estudioso cubano de la lengua dedujo que si esta palabra ya era usada por los españoles mucho tiempo antes de la llegada de los negros esclavos a América, el origen podía estar en otra parte. Y encontró que se trataba de una referencia burlona a Guillermo de Croy (1458-1521), que fue primer ministro y consejero de Carlos I, rey de España, conocido también como Señor de Chievres.
Este elegante y pomposo caballero provenía de la localidad flamenca del mismo nombre y su manera de vestir y sus modales cuidados impresionaron a la gente de la época.
Él y otros cortesanos de origen flamenco coparon los mejores cargos y se repartieron las riquezas del reino, causando tal indignación entre los españoles que fue uno de los detonantes de la sangrienta guerra de las Comunidades de Castilla.
El levantamiento, que rechazaba el poder monárquico y los crecientes impuestos, duró dos años y acabó con el triunfo del absolutismo monárquico y el debilitamiento de la nobleza castellana.
Entonces, ser chievres, chevre o chévere no era precisamente un elogio sincero a algo o a alguien admirable como se considera actualmente al utilizar ese término, sino que nació como una referencia irónica a lo bien que lo pasaba, en aquella época, este corrupto personaje mientras que los españoles sufrían. (continúa)