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Tres mitos sobre el genio

Tres mitos sobre el genio
27 de julio de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

1. Era un mal estudiante

La verdad es que Einstein fue siempre un excelente alumno. A los 6 años ya destacaba como el mejor de su clase y apenas a los 9 inició sus estudios secundarios que terminó a los 15. Su fascinación por los números lo llevaba a pasar largas horas resolviendo problemas de matemáticas, geometría y álgebra. Cuenta Walter Isaacson, su biógrafo, que el mito sobre sus malas notas es tan viejo que el propio Einstein ya se reía de él. Porque antes de los 15 años ya dominaba el cálculo y a los 16 escribió su primer ensayo sobre física. Su libreta de calificaciones muestra que no le iba tan bien en idiomas y en geografía, pero en el resto de materias tenía las notas máximas. Era el segundo mejor alumno de su clase, pero sus excelentes notas se veían opacadas por su disciplina porque cuestionaba con frecuencia lo que decían sus profesores. Ellos decían que nunca llegaría a nada.

2. Era muy creyente

Por la red circulan montones de frases religiosas que se le atribuyen, pero casi todas son falsas. De niño Einstein iba a la sinagoga, pero en la adolescencia, su interés por la ciencia lo sumergió en la lectura de libros científicos y llegó a la conclusión de que las historias de la Biblia eran poco creíbles. Desde ese momento no volvió a participar de ningún ritual religioso, aunque a la hora de buscar trabajo tuvo que poner en su hoja de vida que practicaba una religión, ya que en esa época la sociedad era muy conservadora.

En una carta escrita un año antes de su muerte, en 1954, y que se remató hace poco a un precio exorbitante, expresa su ateísmo: “la palabra Dios para mí no es más que la expresión y el producto de la debilidad humana… El judaísmo y todas las religiones son solo la encarnación de las supersticiones más infantiles”.

3. Dijo que todo es relativo

Eso es absolutamente falso. Quienes sostienen que Einstein dijo esto desconocen que él formuló nuevas leyes de la física. Si así hubiese pensado, su conocida fórmula, e=mc2, no sería más que pura especulación. Lo que él dijo, y luego se comprobó, es que el tiempo es relativo de acuerdo al marco de referencia que use cada observador. No es el mismo tiempo el que pasa para una persona que está quieta en la Tierra que para otra que está viajando en un avión.

Einstein más bien mostró que el Universo está formado por estructuras absolutas y que le dan el marco en el que se desenvuelve. Las leyes de la naturaleza son absolutas: de lo contrario todo sería como un edificio que se derrumba y se reconstruye constantemente. Imagine nomás algo burdo: que mañana el sol salga por un otro lado o que la Tierra deje de girar por unos días. De ser así, no existiría la vida. Una de las leyes absolutas fijada por Einstein dice que nada puede viajar más rápido que la luz. Esa y muchas otras leyes son las que permiten hacer millares de complejos cálculos para enviar robots a Marte, o lograr que un grupo de astronautas vayan y regresen de la estación espacial. O fabricar vacunas. No habría ciencia, ni internet, ni periódicos impresos ni ninguna de las comodidades que nos proporcionan las verdades absolutas. Cosa muy diferente son las opiniones morales, políticas o religiosas: esas sí son relativas, y así pensaba el propio Einstein cuando huyó de la dictadura nazi. Nunca defendió un sistema en particular ni aceptó convertirse en político... (continúa)

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