Este mito está difundido y se considera que tiene base científica pero es completamente falso.
Aunque en los temblores de pequeña magnitud hay una liberación de energía, esta es mínima en comparación con la que se libera en un gran temblor y no evita la posibilidad de que ocurra un sismo de mayor intensidad.
Los enjambres sísmicos con magnitudes menores de 4 grados no pueden evitar la ocurrencia de un terremoto fuerte.
Para tener una idea de las proporciones, la energía de un terremoto poco destructivo de magnitud 7 equivale a la energía liberada por más de 30.000 sismos de magnitud 4. Y más concretamente: si así fuese, debería haber un millar de temblores como el del 12 de agosto y siempre en el mismo sitio para evitar que en Quito ocurra un terremoto de grado 7.

El marco de las puertas es el lugar más seguro para estar durante un terremoto

En las casas modernas los marcos de la puerta son frágiles. Lo mejor es refugiarse debajo de una mesa de madera y aferrarse a esta. Si no la tiene a mano, evitar las ventanas y las paredes exteriores, arrodillarse contra una pared interior y cubrirse la cabeza con los brazos.
Si está lejos de una salida no trate de escapar mientras tiembla. Si está en un lugar con mucha gente como un cine quédese en su lugar,  ponga la cabeza entre las rodillas y cúbrala con ambas manos.
En los edificios la zona más fuerte estructuralmente es donde están ascensores y escaleras. Si el temblor lo sorprende al aire libre, alejarse de edificios, postes y cables eléctricos.

Los animales pueden predecir los fenómenos naturales

Si se consiguiera establecer un sistema de alerta temprana podrían salvarse millones de vidas, y por esta razón en las últimas décadas se han realizado muchos estudios sobre el comportamiento de perros, peces, aves, serpientes y otros animales antes de un temblor.  No se ha podido encontrar que tengan ese famoso “sexto sentido” del que tanto se habla.  
Se ha especulado que algunos animales pueden detectar microtemblores, ondas sonoras, vibraciones en la tierra, pero lo cierto es que nada de eso ha sido probado hasta hoy.
Si bien es cierto que en pocas ocasiones se han observado comportamientos anómalos en algunos animales antes de que suceda un terremoto, hay más casos en que los animales no se comportaron de manera diferente a la habitual.
Más aún, cuando suceden sismos destructivos también ellos mueren. Si ellos  pudieran anticiparse, huirían para salvarse... ¿verdad? (CONTINÚA).