La semana pasada explicamos cómo buena parte de la vida en la Tierra se extinguió a lo largo de millones de años por causa de algunos enormes cambios climáticos, atmosféricos y geológicos.

Estas pruebas contundentes desmienten la creencia de que el planeta es un súper organismo con conciencia -al que se ha bautizado como Gaia- que alienta y cuida la vida. El espacio limitado del artículo no nos alcanzó para explicar la teoría que está en el extremo opuesto. Se la conoce como ‘Hipótesis Medea’. Medea es un personaje de la mitología griega que por venganza contra su marido asesina a sus propios hijos.

Según el paleontólogo norteamericano Peter Ward, el Universo entero -y eso incluye a la Tierra- sería hostil al surgimiento de la vida compleja y hace todo lo posible por extinguirla. Y eso explicaría por qué, en promedio, las especies duran unos 10 millones de años. Las causantes de las extinciones serían las humildes y sencillas bacterias, los primeros seres vivos que durante mil millones de años fueron los únicos habitantes del planeta. Mediante el consumo y la expulsión de gases han provocado cambios atmosféricos globales que afectaron a todos los otros seres vivos.

Ward cree que los humanos seríamos solo un extraño accidente cósmico, y lo explica con estas palabras: “Le tomó mucho tiempo a este planeta desarrollar la inteligencia humana, pero muchos otros animales no lo han conseguido. Yo tengo un perro, y aunque creo que es muy inteligente, él nunca llegará a leer libros o dar entrevistas, y eso a pesar de que los perros han estado aquí por millones de años.  Nuestra inteligencia es extremadamente rara”.

Ward no plantea que seamos los únicos en el Universo, sino que formas de vida simples como las bacterias pueden abundar en el universo, pero que hay muy pocas posibilidades de que exista vida inteligente. Según él, nuestro planeta rechaza la vida porque altera sus ecosistemas. Y somos los propios seres vivos quienes provocamos nuestro final.

Dice que la Tierra es rara, y si nuestro planeta alberga vida inteligente fue por una serie de afortunadas casualidades, irrepetibles en todo el Universo. El tamaño de nuestra Luna, el lugar privilegiado de la Tierra en el Sistema Solar y la posición de éste dentro de la galaxia serían aspectos únicos y condiciones que han permitido la aparición de seres complejos cuya máxima expresión somos los humanos.

Y entonces, buscar otras civilizaciones sería solo una pérdida de tiempo. La noticia aparecida hace pocos días sobre la ausencia de súper civilizaciones galácticas parecería confirmar su hipótesis.

Entonces, ¿eso quiere decir que estamos solos en el Universo y que deberíamos abandonar la búsqueda de vida inteligente allá afuera? No. Este pensamiento angustiante por ahora no tiene pruebas en las que sostenerse. Ahora veremos por qué. (...continúa) (I)

DATOS

Nikolai Kardashov es un astrónomo ruso que elaboró una método para descifrar la existencia de otra civilización inteligente, basado en el estudio del uso de la energía.

La Universidad de Pennsylvania puso en práctica este método.  Y el resultado fue negativo.  Al parecer en las cercanías del vecindario galáctico no habría vecinos inteligentes.

Pero que no se haya encontrado huellas de uso de energía no significa necesariamente que no haya seres inteligentes. Es solo una forma de evaluar basada en nuestras costumbres y hábitos.

Las agencias espaciales siguen en la búsqueda de vida y de vida inteligente.