Pero en 1984 el análisis del meteorito Allan Hills 84001, proveniente de Marte y caído en la Antártida hace 13 mil años, mostró huellas de vida, probablemente bacterias. También este impactante hallazgo fue dejado de lado porque se pensó que la muestra se había contaminado con organismos de la Tierra. Década y media más tarde, una nueva investigación financiada por la NASA descubrió en el mismo meteorito elementos esenciales para la vida: aminoácidos, carbono, amoníaco y componentes del ADN que ya se encontraban en las rocas antes de impactar la Tierra.

La aparición de la vida en la Tierra parece coincidir con el bombardeo constante de meteoritos que sufría el planeta hace unos 4.000 millones de años, lo que podría confirmar esta teoría. Y hay otra evidencia a favor: que las bacterias pueden sobrevivir casi en cualquier ambiente. Se las ha encontrado viviendo en géiseres de lodo hirviente y en lagos de soda cáustica, en el fondo del mar, en el hielo de la Antártida y en las chimeneas de las plantas nucleares. Incluso algunas sobrevivieron en la lente de una cámara dejada en la Luna por más de dos años. No sorprendería que puedan soportar intactas las altas temperaturas que sufren los meteoritos al atravesar la atmósfera terrestre.

Entonces, parece posible que -además de las moléculas básicas- las bacterias extremófilas sobrevivan en las duras condiciones del espacio exterior. El mayor inconveniente de la panspermia es que no resuelve el problema inicial de cómo surgió la vida en la Tierra, solo traslada la misma pregunta al espacio exterior.

Pero al mismo tiempo, si el hallazgo de esta semana se confirmara, podría ser una prueba contundente de que no somos únicos. Que si la vida en este planeta se originó a partir de una bacteria, lo mismo podría suceder en muchos otros planetas donde existían condiciones para que florezcan las semillas transportadas por cometas y meteoritos. Y que seguramente este es un universo lleno de vida. ¿Que evolucionaron en seres inteligentes? De eso aún no existe prueba alguna.

La búsqueda de vida en el universo es un tema serio e importante para las agencias espaciales de todo el mundo. Habrá que recorrer -todavía- un largo camino para contestar la pregunta primordial de si estamos solos o no. Pero lo hallado en el cometa 67/P hace sospechar que la respuesta a esa antigua duda, bien podría ser un no. (...continúa)