Cuando las situaciones estresantes persisten y se convierten en cotidianas nos pueden enfermar. El sistema nervioso en tensión continúa liberando adrenalina, la hormona que nos prepara para huir. También las hormonas digestivas e inmunológicas se activan en exceso causando un deterioro en los órganos: aparecen enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares, graves trastornos del sueño y hasta problemas para razonar bien. Para Sapolsky son síntomas de que nos acercamos peligrosamente a un colapso: “tu memoria se afecta con el estrés, se disminuye la secreción de dopamina que te da recompensa y placer, y por esa razón el estrés crónico incrementa la posibilidad de sufrir depresión”. Con altos niveles de estrés el organismo disminuye su capacidad inmunológica y es más propenso a contraer enfermedades infecciosas. Es en el aparato digestivo donde hasta ahora se han encontrado evidencias más concluyentes del daño que causa el estrés, por ejemplo el Síndrome de intestino irritable.

Un fuerte estrés también trae problemas sexuales y reproductivos. En hombres y en mujeres disminuye la libido y la fertilidad. En mujeres estresadas la producción de óvulos cae en un 20%. Por eso, para ellas las vacaciones suelen ser momentos propicios para quedar embarazadas.

CONSEJOS PARA MANEJARLO

Hans Selye, el científico que estresó a los ratones con pequeñas descargas eléctricas, concluyó que aquellos que se desahogaban mordiendo trocitos de madera, o tenían sexo o eran advertidos antes de las sacudidas no se enfermaban. Y lo mismo aplica para los humanos. Esto es lo que recomiendan los especialistas:

Establezca prioridades: una cosa es estar estresado por no conseguir empleo para mantener una familia y otra distinta es matarse por aumentar beneficios o escalar. No se sobrecargue de responsabilidades. Metas muy exigentes disparan el estrés.

Sea predictivo: cuando somos capaces de predecir lo que va a suceder, los eventos estresantes son menos intensos. Pero como no siempre es posible, no trate de tener el control de algo que ni siquiera sabe cuándo va a suceder.

Haga amigos, converse. Si tiene que decidir entre tener más control y predictividad o tener más apoyo social, escoja el apoyo social porque es lo más poderoso de lejos, frente al estrés.

Haga pausas y duerma bien. Si su trabajo es muy estresante, haga tres o cuatro pausas a lo largo de la jornada para caminar o conversar y distraerse. Y por las noches, haga todo lo necesario para dormir lo suficiente. Apague el teléfono y relájese con una película o un buen libro.

Un poco de deporte. El ejercicio permitirá un desfogue positivo y también ayuda el sexo frecuente. Como dice la abuela, tómese las cosas con calma porque su vida misma podría estar en juego.