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Las pandemias
Otra pandemia recurrente es el cólera, que ha atacado innumerables veces en la mayoría del mundo. La última pandemia comenzó en la India, se extendió a más de un centenar de países y mató a millares de personas en Perú, Colombia y Ecuador en 1991. Reapareció en Haití tras el terremoto de 2010, casi seguramente llevada por soldados nepalíes de la ONU.
Pero la pandemia más devastadora que registra la historia se produjo hace ya casi un siglo, cuando el mundo celebraba el fin de la Primera Guerra Mundial. Cerca de cien millones de personas murieron por la gripe española, un sencillo virus que mató más gente que toda la Gran Guerra. Fueron soldados desmovilizados, la mayoría, que llevaron la peste desde Europa hasta sus países de origen.
Los gérmenes son capaces de moldear la historia de la humanidad. En estos pocos ejemplos salta a la vista que las pestes suelen acompañar a las guerras. También la conquista de América se facilitó enormemente porque los indígenas no pudieron luchar contra un diminuto enemigo ante el cual no tenían defensas: el virus de la viruela que, sin siquiera saberlo, los europeos traían consigo.
A cambio, los conquistadores se llevaron de aquí una variedad de sífilis que era desconocida hasta entonces entre ellos y que causó enormes estragos, sobre todo en los ejércitos del Viejo Continente. Es que los virus y las bacterias son igualitarios: no distinguen fama o color de piel, ni religión ni condición social. En realidad, no les importamos nada.
Los enfrentamos con nuestro sistema inmunológico que es en realidad un ejército con muchos tipos de soldados: cada uno de los cuales tienen diferentes funciones: hay “soldados” especializados en devorar los virus y las bacterias, otros, en cambio, tienen la labor de detectar al enemigo, otros de cercarlo y otros de dar la voz de alarma.
Por lo general conforme el cuerpo logra vencer enfermedades transmitidas por virus y bacterias, el sistema inmunológico se fortalece. Eso sucede porque los microorganismos dejan un rastro molecular que el sistema ya es capaz de reconocer con anticipación y atacar apenas surge la amenaza.
Bajo ese mismo principio actúan las vacunas. Un virus atenuado entra al cuerpo para que el sistema inmune sepa reaccionar con prontitud cuando ese microorganismo se cole en el cuerpo. Por eso las nuevas epidemias suelen ser agresivas. Muchas veces se tratan de nuevos virus que empiezan a atacar a la población. Se tratan de mutaciones de microorganismos anteriores que al tener alguna variación genética pueden volverse más fuertes, más si “saltan” de animales a humanos, como es el caso de VIH/Sida. (continúa).