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Jaques Benveniste

Jaques Benveniste
04 de enero de 2015 - 00:00 - María Eulalia Silva

Este inmunólogo francés es el único que ha ganado dos veces un premio IG Nobel, el burlesco premio que se da a las teorías e investigaciones más ridículas del mundo. En 1991 lo ganó por asegurar que el agua tenía inteligencia y memoria,  y en  1998 lo volvió a recibir por sostener que la memoria que supuestamente tenía el agua podía ser transmitida por teléfono y por fax. Es decir que el agua, además de tener personalidad, acumulaba información.

Cuando publicó su teoría sobre la memoria del agua Benveniste causó un enorme revuelo en el mundo científico. Hasta entonces tenía cierto prestigio, y por eso la revista Nature aceptó publicar su polémico trabajo, aunque con una condición: que una comisión independiente estudiara las presuntas pruebas de lo que afirmaba. La comisión encabezada por el escéptico James Randi constató que las pruebas habían sido mal hechas y que además los resultados se habían falsificado burdamente.

Peor aún, el propio Benveniste admitió que dos de sus colaboradores principales recibían dinero de un laboratorio homeopático al que le interesaba darle alguna base científica a sus remedios. Benveniste murió pero dejó un heredero intelectual que incluso vino a dar conferencias al Ecuador: Masaru Emoto, un relacionista internacional que obtuvo título de doctor en medicina alternativa tras un año de estudio en la India.

En marzo de 2011, mientras el mundo estaba angustiado por la fuga de radiación en la planta de Fukushima tras el maremoto que azotó Japón, Emoto pedía enviar pensamientos de amor y gratitud para calmar al agua: “Al agua de la Planta Nuclear de Fukushima, lo sentimos mucho por haberte causado este sufrimiento. Por favor perdónanos. Te damos gracias, y te amamos”. Es textual. Sucede que Emoto afirma (sin la menor prueba científica, claro) que además de inteligencia y memoria, el agua tiene sentimientos y como los humanos somos en gran parte agua, podemos curarnos. Sobre todo si gente con capacidades sobrenaturales, como él mismo, nos venden cosméticos con buena onda, carísimos colgantes “oficiales” de Masaru Emoto que reproducen cristales que hacen “vibrar el agua de nuestro cuerpo”, y botellas de agua bendecida con sus poderes mágicos, al módico precio de 140 dólares el litro. 

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