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¿Hay vida allá afuera?
Aquí en la Tierra la vida nació pese a todos los obstáculos. Los primeros organismos que surgieron hace 3.800 millones de años se fueron diversificando, haciéndose cada vez más complejos y ocupando todos los lugares posibles. En nuestro planeta podemos encontrar seres vivos en lagos venenosos, en focos radioactivos y hasta a 40 metros debajo del hielo, como las bacterias que se hallaron hace poco en Siberia.
Todo esto demuestra lo fuerte e impetuosa que es la vida. Los científicos creen casi de manera unánime que la vida también pudo prosperar en otros sitios del universo.
Al fin y al cabo, los elementos químicos que aquí tienen los seres vivos son los mismos que formaron el universo. Pero una cosa es aceptar la posibilidad de que haya pequeñas bacterias en otros planetas y otra muy distinta que existan seres inteligentes. Sobre esa posibilidad hay mucha polémica ¿Seremos los únicos capaces de pensar, en todo el universo?
5 siglos antes de Cristo, contrario a la primitiva idea de que los objetos brillantes del cielo nocturno eran dioses, el filósofo griego Anaxágoras afirmó que la Tierra y todo el cosmos estaban constituidos por partículas de los mismos materiales a los que llamó ‘semillas’, una idea precursora sobre los átomos. Esos materiales alguna vez estuvieron juntos, pero luego se separaron y se combinaron de distintas maneras, originando la Tierra, el Sol, otros cuerpos celeste y todos los objetos del universo. Anaxágoras era considerado un filósofo brillante, pero como esta teoría ponía en entredicho la existencia de los dioses, fue condenado al exilio.
Un millar de años más tarde, cuando el cristianismo tomó fuerza, se pensó que el universo fue creado de un día para el otro, y que los humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios para habitar la Tierra. Ese dogma se impuso por otro millar de años; incluso en pleno Renacimiento un cura se atrevió a contradecir esa idea del hombre como creación única. El monje y filósofo Giordano Bruno sostuvo que no debíamos ser los únicos habitantes del universo.
La idea de que somos una creación única fue debilitándose a medida que avanzaba el conocimiento científico. Pero aún hay científicos que piensan que la vida inteligente en la Tierra es producto de un afortunado accidente. Para ellos los humanos seríamos el resultado de un conjunto de hechos irrepetibles: que el planeta tiene la inclinación adecuada para alternar las estaciones, que contamos con una luna grande que ayuda a estabilizar el clima y que un enorme planeta como Júpiter nos protege de los asteroides, etc.
La enorme cantidad de planetas encontrados, algunos con condiciones habitables, hace que cada vez más astrónomos, físicos y biólogos de todo el mundo, consideren que la Tierra podría no ser un ejemplar raro. Al igual que las leyes físicas, las leyes de la evolución de la vida son universales y que eso empuja a que sea más compleja.