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África y américa se separaron hace 200 millones de años

El planeta es una obra no concluida que sigue transformándose

El planeta es una obra no concluida que sigue transformándose
15 de junio de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

Cómo nació el planeta y cómo evolucionó son inquietudes que durante siglos solo podían responderse a través de leyendas y mitos. Hasta hace poco no se sabía a ciencia cierta ni su edad ni su transformación. Hace un par de siglos empezó una verdadera carrera científica para descubrir la historia de nuestro hogar. Hoy sabemos que es muy probable que la Tierra sea producto de un primer reciclaje cósmico. Es que el universo tiene 13.700 millones de años y el planeta apenas 4.500 millones.

Es muy probable que una de las estrellas que se formó en la infancia del universo tuviera tiempo suficiente para envejecer y morir en un enorme estallido. Cuando eso sucedió expulsó trillones de partículas que quedaron suspendidas en el espacio. Con el paso del tiempo y por efecto de la gravedad se fueron volviendo a unir hasta formar primero gases y polvo, y más tarde nuestro sol. Y con el material sobrante fueron naciendo cuerpos celestes como los planetas y sus lunas, los asteroides y los cometas.

Cuando se formó la Tierra primero chocaron violentamente los materiales más pesados como el hierro y el níquel formando un núcleo sólido del tamaño de Marte, en el que hay también elementos radioactivos como el uranio y el plutonio que generan energía en forma de calor. Y como este núcleo gira más rápido que las capas exteriores, el planeta continúa caliente después de todos estos millones de años. La corteza es la capa exterior de la Tierra, la más delgada de todas, una costra que se formó al comenzar a enfriarse, permitiendo que en la superficie pueda prosperar la vida. Allí vivimos nosotros. Su espesor va desde unos pocos kilómetros en los océanos hasta los 70 kilómetros en zonas montañosas.

Debajo de la corteza está el manto, una gruesa capa que en su parte superior tiene rocas semifundidas sobre las que se deslizan los continentes. Las más calientes se funden del todo y suben, desplazando a las más frías que luego volverán a ascender al calentarse. Son como las corrientes marinas, pero de fuego.
Y mucho más adentro, a unos 250 kilómetros de profundidad, está el magma, que cuando se abre paso hasta la corteza expulsa lava y se convierte en un volcán, otro de los grandes motores de la vida en nuestro planeta. Se sabe que los primeros organismos pudieron sobrevivir en las profundidades de los océanos agrupados alrededor del calor de las chimeneas por donde brotaba la lava que ayudó a formar los continentes y los océanos.

En el centro del planeta está el núcleo que es una gigantesca esfera metálica. Está formada principalmente por hierro y níquel, con algo de cobre, oxígeno y azufre.

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