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“El cerebro y el alma parte II parte”

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Y de esto existen centenares de pruebas que confirman que aquello que llamamos el "yo" o alma está ubicado esencialmente en el lóbulo frontal.  Hay casos muy bien estudiados como el de Phineas Gage, un obrero que construía una línea de ferrocarril,  al que un terrible accidente dañó su lóbulo prefrontal. Un tubo de acero le atravesó el cráneo y destruyó parte de su cerebro. A excepción de la pérdida de un ojo, no le causó ninguna disminución física, pero a partir de ese momento,  su personalidad, incluyendo su comportamiento moral, cambió por completo. Él, que había sido siempre muy educado y tranquilo comenzó a actuar de manera grosera, a beber y maltratar a todos sus allegados. Dejó de saber qué estaba bien y qué estaba mal. Lo que llamaríamos su "alma" cambió repentinamente.

Otro caso de estudio es el llamado "síndrome de la mano ajena". La persona no puede controlar la acción de una de sus manos, que se mueve de manera autónoma. La causa radica en que, por alguna razón, sus dos hemisferios cerebrales quedaron separados y cada uno gobierna una mano distinta. Quienes padecen este mal tienen la extraña sensación de que es otra persona la que impulsa una parte de su propio cuerpo.

Este sería un raro caso de doble personalidad física, pero mucho más frecuente es la doble personalidad psíquica, llamada también "personalidad múltiple" o "trastorno de identidad disociativo". Este desorden mental -o delirio, según los especialistas- provoca que el comportamiento de una persona sea controlado al menos por dos de estas identidades o estados de personalidad, y de manera recurrente. ¿Cómo resolver entonces  cuántas "almas" tienen esas persona, o cuál de ellas es la "auténtica"?

Sin embargo, hasta hoy la ciencia no ha podido responder muchas preguntas sobre la conciencia; por ejemplo, si es verdad que nuestro cerebro  funciona en algún sentido como una máquina que procesa información y toma decisiones lógicas, ¿para qué serviría la conciencia? ¿Cómo apareció? ¿Fue un mecanismo para permitirnos vivir en manada que se hizo más y más complejo? En China, un grupo de científicos acaba de enseñar a pequeños monos a reconocerse en un espejo, una prueba de que la conciencia del yo puede ser aprendida y no congénita como se creía. Cuando por fin se conozca el funcionamiento exacto de nuestro cerebro estas preguntas tendrán su respuesta. (CONTINÚA)

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