Es el procesador más potente.  Puede discernir, recordar, aprender, decidir y memorizar… y todo al  mismo tiempo. Es el cerebro humano. Sin embargo, hay muchos mitos y detalles de su funcionamiento que la ciencia va aclarando.

¿Será verdad que algunas personas pueden recordar los primeros meses de su vida?

Muchas investigaciones científicas demuestran que físicamente eso no es posible. En un estudio realizado con 400 niños canadienses se probó que los más chiquitos podían acordarse de cuando tenían un año de vida, pero los más grandes solo tenían recuerdos a partir de los 4 años. Luego de dos años se volvió a preguntar a esos mismos niños, y los que antes habían recordado sus primeros meses de vida, ya lo habían olvidado. Esto demuestra que cuando somos niños recordamos sucesos tempranos de la vida,  pero luego no los podemos retener.  

Y la causa está en que a esa edad nuestro cerebro aún está inmaduro. Las conexiones neurológicas en los centros de memoria son pocas y débiles. Nuestro cerebro almacena los recuerdos en distintos lugares: la amígdala, la corteza prefrontal y el hipocampo, donde está la memoria de largo plazo, pero este madura cerca de los cuatro años de edad. Es más o menos en la misma época en que aparece el concepto del Yo propio, que se diferencia del resto de la realidad. Antes de eso no tenemos recuerdos autobiográficos.

Sin embargo, muchas personas aseguran recordar hechos sucedidos cuando eran bebés, pero eso se explica porque nuestra memoria nos engaña. Así como completamos recuerdos con lo que oímos o leímos, por ejemplo, sobre un accidente que presenciamos, también solemos tomar como propios los recuerdos que nos han contado otras personas: nuestros padres, abuelos o hermanos mayores.

Hay demasiada información cotidiana que almacenar y nuestra memoria no funciona como una cámara de video. Como el cerebro tiende naturalmente a rellenar los huecos de la memoria, estamos llenos de falsos recuerdos. La psicóloga Elizabeth Loftus demostró en 1994 en un célebre experimento que podía convencer a una cuarta parte de los participantes de que se habían perdido en un centro comercial cuando eran pequeños, algo que por supuesto nunca había sucedido. En otra prueba similar en 2002 se logró convencer a la mitad de los participantes que habían volado en globo en la infancia con el simple truco de mostrarles ‘evidencias’, que no eran más que fotografías manipuladas con Photoshop. (continúa)

Datos

No podemos recordar hechos de nuestros primeros años de vida, y eso no se debe a que tengamos mala memoria, sino a que a esas edades el cerebro aún está inmaduro.

Lo mejor que se puede hacer con un sonámbulo es dirigirlo suavemente a la cama, para que continúe durmiendo. El peligro no está en despertarlo, sino en que pueda caer o hacerse daño.

Apenas empezamos a dormir los músculos del cuerpo se relajan. Sucede que si en ese momento un estímulo externo como un ruido provocan sobresalto a nuestro cuerpo, el cerebro manda una señal de sacudida.

Dave Duerson, estrella de fútbol americano murió en 2011.  Meses antes de su deceso había presentado síntomas de depresión, agresividad y discapacidad cognitiva. Los estudios concluyeron que se debió a los frecuentes golpes recibidos en la cabeza.