Hace unos 20.000 años aproximadamente, los lobos vivían en las periferias de las comunidades humanas. Para humanos y para lobos resultó un buen negocio. Para nosotros la ventaja de tenerlos cerca es que detectan muy bien la presencia de depredadores. Para ellos, el beneficio estaba en comer nuestros restos de comida.

Pero para pasar de lobo a perro doméstico tuvieron que darse algunos cambios que empezaron por introducir a los lobos en la manada de humanos. Una teoría dice que eso pudo haber sucedido cuando los humanos empezaron a adoptar a los lobeznos más adorables. 

Los descendientes de aquellos primeros lobos se fueron adaptando a nuestras vidas. Los agresivos eran descartados mientras que los que lucían más amigables, movían más las colas y tenían rasgos más dulces eran aceptados por los humanos con todos los privilegios de comida que eso implicaba.

En pocas generaciones comenzaron los cambios. Ganaron pelo, sus orejas cayeron y el instinto agresivo se fue atenuando.  Con el tiempo y las generaciones esos rasgos se acentuaron hasta dar hoy con los perros.  Incluso los canes fueron desarrollando la capacidad de entender los gestos humanos. Ninguna otra especie ni siquiera nuestros primos los primates, pueden entender cuando damos un comando, incluso a veces sólo con gestos.  Solo los perros lo hacen. (CONTINÚA)