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Verónica Sión: “El sector industrial ecuatoriano ha presentado en los últimos años un comportamiento positivo”
Semanas atrás, el Banco Central del Ecuador (BCE), en un estudio mensual de opinión empresarial, determinó que el Índice de Confianza Empresarial (ICE) en el país se ha incrementado en 15,5 puntos hasta febrero del presente año. Asimismo, según la consultora Deloitte, el ICE se ubicó en 96,6 puntos de 250 posibles en marzo, siendo “el mayor incremento registrado en los últimos dos años”, informó la consultora, en un comunicado difundido el pasado 27 de marzo.
¿Cómo se construye el ICE y qué significa este incremento para el aparato productivo del país?
Hay toda una metodología establecida a nivel de fuentes oficiales en el BCE. Ahí monitorean, como resultado de encuestas que se hacen directamente, a las empresas del sector. La muestra contiene alrededor de 850 empresas y, a partir de esos datos, se realizan los análisis de tendencias para construir el ICE.
Pero más allá de ser una discusión de orden metodológico, que le corresponde al BCE, lo que me interesaría destacar es que, ya sea por fuentes oficiales o como resultado de los índices de confianza industrial, se ve un alto grado de apuesta desde el sector empresarial por las políticas públicas que está implementando el Gobierno, pues estas han coadyuvado a un proceso de crecimiento económico.
Así, en el marco del Plan Nacional para el Buen Vivir, se puso como meta de crecimiento para el sector industrial una tasa del 5% a nivel promedio de todas la actividades manufactureras del país, la cual hemos cumplido. De hecho, crecimos en el orden del 7%. Un elemento importante que antes no se monitoreaba es cómo se han comportado los servicios conexos al sector industrial y allí tenemos un importante crecimiento del 14% aproximadamente. Recuerden que nuestros esfuerzos no solo consisten en provocar políticas públicas que contribuyan a un crecimiento de los bienes sino también en el ámbito de los servicios. En este último aspecto son servicios de orden profesional.
¿Este índice incluye también a las pequeñas y medianas empresas?
Son empresas de diversos tamaños. La muestra, como mencioné, alcanza las 850 empresas que se encuestan directamente y sobre esos resultados, me refiero al ICE del BCE, monitoreamos esas fuentes.
Según el estudio, el aumento del índice se da por un incremento de las ventas anuales que han registrado las empresas encuestadas frente al 2012, pero esto, como un esfuerzo privado, ¿cuáles son las políticas públicas que se han aplicado para que aumente la confianza empresarial?
El sector industrial ecuatoriano ha presentado en los últimos años un comportamiento positivo. Crecimos en poco más del 100%. Pasamos de 7.700 millones de dólares aproximadamente en 2007 por concepto de ventas del sector manufacturero, a 15. 800 millones en 2012.
Hemos duplicado ventas a nivel de lo que son las ventas totales del sector manufacturero, pero lo positivo también es que crecimos en términos de las ventas externas. Me refiero estrictamente a las exportaciones: de 2.200 millones de dólares pasamos a 4.400 millones. Es decir, crecimos en alrededor del 96%, lo cual demuestra que no solo hay un alto grado de confianza, pues se nos ubica sobre el promedio de otros índices que se monitorean para el resto de las actividades productivas del país, sino que esos datos nos ayudan a demostrar y poner de manifiesto que las políticas públicas son acertadas. Están ayudando a un proceso de crecimiento y de desarrollo social.
Y en cuanto a las condiciones macroeconómicas que inciden en este índice, ¿cómo se encuentra la inflación y las tasas de interés?
A nivel de la inflación somos el país de la región que tiene el mejor comportamiento en este indicador. En el caso de las tasas de interés, el sector financiero en general ha tenido una política acertada. Sin embargo, nosotros, como resultado de combinaciones de políticas, más bien de orden económico, y ahí le correspondería el Consejo de Política Económica pronunciarse, hemos contribuido a generar un grado de estabilidad macroeconómico.
Si uno traslada eso y lo pone en el ámbito estrictamente de la actividad empresarial e industrial, ese grado de estabilidad macroeconómica le ha permitido al Ecuador crecer y mejorar su ranking de competitividad. Por ello, en el ámbito de la competitividad sistémica, si mal no recuerdo, estamos a nivel de los países más desarrollados, me parece que estamos en la posición Nº. 36 de estabilidad macroeconómica, de acuerdo al último reporte del Foro Económico Mundial.
Aquello permitió también tener un crecimiento de la demanda interna con niveles de inflación y desempleos bajos. A nivel de América Latina somos el país con la tasa más baja de desempleo, que se ubica en el orden del 4,1% aproximadamente.
Por otra parte, de los resultados que arrojó el estudio, se determinó que hay una percepción desde el sector productivo que la Inversión Extranjera Directa (IED) no ha aumentado como en los países vecinos, ¿qué opina al respecto?
Esos son los típicos mitos que yo suelo destacar. Ustedes saben que cuando llegamos al Gobierno, en una primera etapa, tuvimos que hacer un gran esfuerzo de ordenamiento del sistema y de toda la normativa, y de las políticas públicas que se habían aplicado en el Ecuador. Como resultado de ese esfuerzo hay una primera fase en la que ha habido inversión, y me voy a referir a lo que a nosotros nos corresponde, que es el ámbito industrial. Aquí, con inversión de orden local, pero también con inversión extranjera, se han hecho inversiones para la formación bruta de capital fijo que es un elemento estratégico que nos interesa.
Así, según data de 2011 y 2012, han existido más de 1.500 millones de dólares invertidos en bienes de capital, lo cual ha permitido revertir niveles de obsolescencia, y tornar más eficiente y productiva a la industria ecuatoriana. Por ejemplo, y en términos de la IED, solo con un contrato se supera más de los 2.200 millones de dólares.
Además, como política pública, soportada en un marco jurídico que es el Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones (Copci), se ha generado a través de este instrumento toda una cadena de estímulos que van desde las exoneraciones fiscales, arancelarias, deducciones tributarias, y otra serie de incentivos para apoyar este proceso de inversión, sin discriminar naturalmente entre la empresa nacional y extranjera.
Cabe mencionar que lo que buscamos es una IED que no tenga nada que ver con los capitales golondrina, sino con gente que le apueste al país y conjugue sus esfuerzos con las y los ciudadanos del Ecuador.
¿Pero qué pasa con la protección a estas inversiones de carácter extranjero, en el contexto actual en que el Gobierno se encuentra denunciando varios Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), por considerarlos perjudiciales para los intereses del país?
Somos partícipes de la decisión de haber avanzado en el proceso de denuncia de los TBI, pues hemos gestado también instrumentos idóneos para garantizar reglas de juego estable y de protección a inversiones que se hagan en el país. Nuevamente, desde el ámbito de lo productivo, y en el marco del Copci, hay un articulado en esta norma, que es de carácter orgánico, en el que constan los contratos de inversión, que garantizan niveles adecuados de estabilidad y seguridad a las inversiones. Ahí están los instrumentos idóneos y respetuosos para proteger la inversión. Son instancias soberanas en los que se protege, no el interés particular de una empresa o una corporación, sino el interés colectivo.
Finalmente, en el estudio se señala que los niveles de productividad han crecido dado el aumento del consumo local en el país, ¿cuán sostenible es esta situación?
En efecto, hay una tasa de crecimiento del consumo del 5,5%, según las cifras que hemos revisado en el último año. Pero este crecimiento también se da por la dinámica combinación de políticas públicas que impulsa el Gobierno y que, soberanamente y respetuoso de la Constitución, reconoció la necesidad de las y los ecuatorianos de facilitarles el pago de salarios dignos, mejorando sus niveles de poder adquisitivo. Además, estos elementos ayudaron a movilizar a la economía para que no solo crezca en términos de
su demanda o consumo sino también, en términos económicos en general.
Pero ¡ojo!, si no hubiera estas combinaciones de políticas económicas, todo ese consumo podía fácilmente dirigirse a adquirir bienes importados o no duraderos, y eso es lo que hemos evitado. Hoy incluso hay un esfuerzo en la aplicación de medidas de corte arancelario y de estímulos para el fomento de las capacidades productivas internas del país a efecto de generar esa oferta que pueda atender a esa demanda de consumidores. A la par, se han organizado campañas comunicacionales que buscan dar un salto en la cultura del consumidor, para que no piensen que por ser un bien producido localmente no alcanza estándares de calidad mundial.