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Santiago Illescas: ‘‘Se necesitan administradores en los hospitales’
A propósito del Taller Internacional “Sistema de Salud Pública del Ecuador y la gestión y formación del Talento Humano”, que organizó el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) el 1 y 2 de agosto, entrevistamos a Santiago Illescas, docente de la Escuela de Gobierno y Administración Pública de la entidad. Al encuentro asistieron representantes de América Latina.
¿Cómo avanza la desconcentración del Ministerio de Salud?
En enero de este año comenzamos a trabajar con el Ministerio de Salud en la construcción de un plan de formación y capacitación a corto, mediano y largo plazo. En 2012 se nombraron a los gerentes hospitalarios, como parte de un nuevo modelo de gestión, en función de la planificación territorial de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, que crea las direcciones provinciales y pasan a ser parte de las coordinaciones zonales; mientras que las jefaturas, a las direcciones distritales.
Los hospitales están hoy a cargo de un gerente administrador de la salud y no de un médico de mayor antigüedad, ¿qué resultados se están obteniendo?
Hay gran deficiencia de conocimientos y temáticas de los gerentes y responsables distritales de la salud, por la transición de la política pública. Recordemos que rige un plan de emergencia del sector, con importantes inversiones. El cambio del modelo de gestión se enfoca al Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017, que trata mucho de la salud intercultural, sexual y reproductiva y de los gestores. Los nuevos gerentes tienen otro rol y perfil; el IAEN tiene atender con posgrados de capacitación.
¿Qué implica este cambio?
La evolución es positiva porque el administrador tiene una visión de trabajo en equipo y relación diferente en la solución de conflictos internos y toma de decisiones. El responsable dejó de ser el médico más antiguo del hospital. Ahora, es una persona que se ha preparado en la administración, la planificación estratégica, en el uso de los modelos de gestión de calidad; puede hacer mejor uso de la infraestructura hospitalaria, la tecnología y ejercer un control más exhaustivo de todos los insumos. También, puede trabajar en programas y planes con la sociedad, los gobiernos seccionales y la misma prensa y televisión, pues son programas públicos a los que accede todo el mundo, como los académicos del IAEN.
¿Cómo es este nuevo empresario?
Los gerentes tienen interés de formar parte del sistema de capacitación y ampliar sus conocimientos. En Quito, Guayaquil, Manta y Cuenca hicimos cursos sobre gerencia de los servicios de salud, con resultados positivos.
"No hay interés de los estudiantes en la investigación, porque optan más por el área administrativa, la
abogacía o lo urbano."
¿Así se camina a un mejor servicio?
Deben cambiarse los paradigmas de los coordinadores zonales, que se responsabilizan de la toma de decisiones en la planificación central y territorial. Su visión es diferente: ven que el médico no es solo el que receta y soluciona un problema, sino quien trabaja en la prevención de enfermedades y con la comunidad, los medios de comunicación, la sociedad y más programas que incentiven a tomar medidas preventivas, con resultados positivos para el país.
¿Se puede hablar de una economía de la salud?
Sí. Hay muchos campos como el epidemiológico del que ya tenemos una base de datos en el Ministerio. También está la bioética y muchos otros que se enfocan a la salud pública como tal. Pero, la perspectiva de la economía y la bioética son puntos pequeños dentro del sector, por lo que debemos trabajar en las estrategias para llegar al territorio. Esto va de la mano de la planificación y la red que se opera. Hay que tomar en cuenta que nuestro servicio de salud es gratuito, no genera ingresos; manejamos un presupuesto para la gestión de medicamentos, camas e insumos.
En Ecuador no hay una industria farmacéutica para el abastecimiento de medicinas, pese al crecimiento de la provisión pública. El sector importa el 80% de las medicinas y solo el 20% es elaboración nacional, cuyo acceso tiene un alto contenido económico y social, ¿a qué se debe esto?
El Ministerio trabaja con muchas farmacéuticas nacionales, unas están en proceso de creación, y otras se cohesionan con firmas internacionales para desarrollar los medicamentos genéricos, cuyo precio es más económico y tiene el mismo resultado de un producto de marca. Hay que tener cuidado en la gestión de medicamentos por lo delicado de su uso, sea por el tiempo, la calidad y el suministro. Estamos entrando en un tiempo en el cual las políticas interculturales ponen énfasis en los estudios, conocimientos y medicina ancestral. Entonces, se tiene que trabajar en esa parte.
¿Cómo lo están haciendo?
Como universidad de posgrado del Estado, el IAEN analizó una especialidad en políticas interculturales de salud, dirigida a 35 funcionarios del Ministerio y que se enfoca a la gestión y uso de políticas públicas con una visión intercultural. Hay responsables, especialmente tecnólogos, que manejan cierto tipo de características, como en el caso de las parteras, que es uno de los puntos en el que más se ha trabajado, y tenemos algunos resultados exitosos en Imbabura y Quito.
En Ecuador existen alrededor de 600 empresas dedicadas al software, que generan unas 8.000 plazas de trab
¿Pero qué se está haciendo para evitar un choque cultural en las mujeres que dan a luz en su casa con una partera y deben acudir a un hospital?
Queremos romper el paradigma para que esa mujer sea atendida por una persona de la misma etnia, exista una relación más cálida y se sienta más segura. Se trabaja mucho en la parte sentimental, humana y espiritual.
¿En materia de patentes, cuál es la política?
En Yachay se hará mucha investigación sobre genética, biofarmacéutica y bioquímica, entre otras. Apuntamos a trabajar en moléculas y la medicina para poder patentar un producto que sea netamente ecuatoriano. Existen muchos productos que se patentan en el exterior, pero la materia prima es ecuatoriana. Entonces, lo que necesitamos es desarrollar estudiantes universitarios que se interesen en la investigación científica y académica, se involucren en laboratorios, analicen los principios activos por ser una nación rica en biodiversidad. Tenemos mucha naturaleza por descubrir y por ver qué tipo de enfermedades se pueden tratar con la medicina ancestral. En el mundo, enfermedades como la malaria se han curado con plantas provenientes de Ecuador, y nosotros no hemos podido aprovechar y patentar este tipo de productos. La iniciativa ayudaría a la industrialización y a darle un valor agregado a la investigación.
¿Por qué la investigación no es política de Estado?
Porque no hay el interés de los estudiantes que han optado más por la parte administrativa, la abogacía, la especialización urbana y no han incursionado en el campo investigativo y científico. No tener especialistas que manejen moléculas, descubran la biodiversidad que tenemos, afecta el desarrollo de la matriz productiva. Ecuador es uno de los países más biodiversos del mundo. Sin embargo, exportamos nuestra materia prima a países que desarrollan la metodología y descubren nuevos medicamentos. Es un campo de mucho costo.
¿Qué enfermedad es la que más cuesta a los presupuestos familiares y del Estado?
Una de las enfermedades que afecta a los ecuatorianos son los virus, como gripes, que están evolucionando. Pero también estamos trayendo otras nuevas y más graves enfermedades del Primer Mundo, esto es el estrés, la tensión y la contaminación ambiental. Ahí trabajamos mucho en la parte sicológica y afectiva de las personas.
¿Dónde quedaron las enfermedades catastróficas como el cáncer?
El cáncer sigue latente por el consumo de productos internacionales, el uso de la medicina sintética y enlaces químicos que afectan al organismo humano.
Aproximadamente el 19% de la población ecuatoriana no tiene acceso a los servicios de salud, principalmente en el área rural. Con el Plan del Buen Vivir se espera disminuir la cifra.
¿La salud está bien en reformas?
Apuntamos a los sectores más vulnerables para involucrarles en la salud y que accedan a medicamentos, atención y calidez. Las universidades dictaban maestrías o especialidades en gerencia hospitalaria, con un enfoque diferente que priorizaba más a la utilidad como empresa o negocio. Muchos de los participantes eran de hospitales o clínicas privadas y el sector público se encontraba abandonado.