Publicidad
PUNTO DE VISTA
Revolución productiva: el desafío económico de Venezuela (Parte II)
La inflación y el desabastecimiento parcial en Venezuela se explican por el aprovechamiento antipopular por parte del sector privado de ese desfase estructural económico. La reducción de las reservas también se justifica en gran medida por la necesidad creciente de seguir importando lo que el pueblo demanda. No obstante esta compleja situación —agudizada por la guerra económica de unos sectores privados— no es un cuadro médico de colapso como alertan las agencias internacionales. Sólo se puede salir del laberinto importador dando el salto hacia la gran revolución productiva.Es la hora de la producción. Dicho así parece demasiado fácil. Aunque no. Esta cuestión no es tarea sencilla. Se exige tiempo e ingentes recursos; pero además, una planificación idónea que evite cometer los errores del pasado, de los fallidos intentos de Industrialización por Sustitución de Importaciones.
Con el neoliberalismo, desde hace décadas, ningún país produce a solas, sino que existe una fragmentación geográfica de la producción mundial basada en las transnacionales. La actual transición geoeconómica multipolar cuestiona ese orden hegemónico dominante. Los nuevos polos económicos y regionales facilitan una forma alternativa de producir, diferente a la implementada por las transnacionales. América Latina es un continente ideal para ello. Venezuela debe ser consciente de que no tiene que producir absolutamente todo en su territorio. El chavismo ha de aprender de lo que hizo Chávez: mirar más allá de su frontera. Se trata de que Venezuela se inserte inteligente, soberana y virtuosamente en las cadenas regionales de valor, apropiándose del mayor valor agregado posible y reduciendo la dependencia importadora. Así, a veces será más conveniente que el país no produzca el bien final y opte por producir un insumo intermedio que se exporte para insertarse en algún encadenamiento productivo, saliendo así del patrón primario-exportador y obteniendo divisas extras que compensen otras importaciones imprescindibles.
Venezuela debe cambiar la forma de producir en cuanto a los nuevos productos, pero también al tipo de productores. Cambiar la matriz productiva es diversificar la estructura de productores, con un nuevo rol para las pequeñas y medianas empresas, el sector público y el tejido comunal. Se debe sustituir importaciones al mismo tiempo que acabar con la dependencia de los grandes importadores privados. Una vez elegidos los sectores productivos prioritarios para la nueva política económica, será hora de afinar todos los detalles para producir en el socialismo del siglo XXI, evitando dependencia importadora y de importadores, democratizando aún más el poder económico productivo, logrando sortear el rentismo petrolero e insertándose en las nuevas cadenas regionales de valor. Se requiere que la política productiva sea integral, esto es, una política tributaria, cambiaria, monetaria y financiera pensada para ese nuevo reto bolivariano. Página/12