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El Telégrafo
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La sociedad de consumo y la propuesta constitucional

La sociedad de consumo y la propuesta constitucional
17 de diciembre de 2012 - 00:00

La globalización empujó al mundo a un cambio vertiginoso donde las comunicaciones, la ciencia y las tecnologías han pasado a influir de forma categórica en las relaciones humanas de nuestras sociedades. Las formas de vida son aceleradas. Las antiguas convivencias, expresadas en costumbres y tradiciones, han sufrido transformaciones en las familias y en diversos grupos sociales.

En Ecuador, hace 40 años la celebración de las fiestas de fin de año era muy distinta a las actuales. Si bien la Navidad es una época de unión familiar, aquel sentido también trae
consigo el consumismo. La sociedad de consumo apareció en los “gloriosos años veinte” como consecuencia de la producción en masa de bienes revelando que era más fácil fabricarlos que venderlos. Los esfuerzos empresariales se desplazaron mayormente a la comercialización (marketing, publicidad, ventas a plazos, etc).

Pero el desarrollo de esta sociedad quedo postergada por la crisis de 1929, reapareciendo con fuerza en los años cincuenta. El surgimiento de los Estados Unidos como potencia
económica y modelo de vida fueron las causas del retorno de esta sociedad de los años veinte.

El consumismo se apoderó del Ecuador a principios de los setenta con la llegada del auge petrolero, permitiendo la importación de bienes y servicios, sobre todo, de consumo.
Dicho comportamiento ya no era posible para mediados de esa década, pero el otorgamiento de créditos por la banca privada internacional permitió una prolongación del mismo patrón de consumo. Las consecuencias fueron desastrosas entre 1982 y 1983: un profundo desequilibrio comercial y una sociedad que se resistía a abandonar sus nuevos hábitos de consumo.

Precisamente esto último, según algunos sociólogos y politólogos, fue la razón para que la última dictadura militar no tomara decisiones de ajustar la economía por la baja del precio del petróleo y desarrolle un proceso de endeudamiento agresivo.

En la actualidad, la economía ecuatoriana vive un segundo boom petrolero y, también, un segundo ‘boom’ del consumo. Situación que refleja los saldos en rojo de la balanza comercial no petrolera. Desde el Régimen se ha tratado de desincentivar el auge del consumo de bienes importados por medio de salvaguardas, para aumentar la demanda de
productos elaborados localmente.

El Sumak kawsay o Buen Vivir, plasmado en la Constitución, va en franca contradicción con el comportamiento actual de la sociedad ecuatoriana, sobre todo en épocas de fin de año porque el fin de la buena vida, según esta teoría, es buscar tiempo para el ocio liberador, el amor, la amistad, la construcción de relaciones sociales, la participación pública, en el espacio de una relación armoniosa con la naturaleza.

En vísperas de la celebración la sociedad ecuatorianadebe saber que las mejores cosas de la vida no es “tener” sino “ser”, “estar”, “hacer” y “sentir”: vivir en plenitud.

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