Publicidad
Absorción doméstica y balanza comercial
La absorción doméstica es el uso interno de bienes y servicios, y comprende el consumo de los hogares (Cp), el consumo del gobierno (Cg), la inversión privada (Ip) y la inversión pública (Ig). Es decir, el Producto Interno Bruto (PIB) menos la absorción doméstica es igual a las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones, X-M).
Esto implica que si la absorción doméstica no puede ser satisfecha con la producción interna de bienes y servicios, se tendrá un déficit en la balanza comercial. En consecuencia, dada una estructura productiva de la economía fuertemente dependiente de las importaciones, un aumento de la absorción doméstica tenderá a presionar sobre la cuenta corriente de la balanza de pagos.
Por ejemplo, la inversión pública en obras de infraestructura como las hidroeléctricas y la refinería tiene un considerable componente importado ya que el país no produce los bienes de capital y equipos requeridos para su funcionamiento. Las estadísticas muestran que la absorción doméstica como porcentaje del PIB real aumentó de 95,2% en 2001 a 96,6% en 2006 y de 98,7% en 2007 a 103,3% en 2012 (gráfico 1).
El aumento entre 2001 y 2006 es principalmente el resultado neto de un aumento de la inversión (de 20,2% a 22,3% del PIB real), un incremento del consumo de los hogares (de 63,5% a 63,8% del PIB real) y la reducción del consumo de gobierno (de 11,6% a 10,6% del PIB real).
En cambio, el aumento en el periodo 2007-2012 es el resultado neto de un aumento de la inversión (de 22,7% a 27,5% del PIB real), el incremento del consumo de gobierno (de 10,9% a 12,6% del PIB real) y de la reducción del consumo privado (de 65,1% a 63,2% del PIB real). En este último periodo el gasto y la inversión públicas han impulsado el crecimiento de la absorción doméstica.
El resultado de la balanza comercial de bienes y servicios, expresado como porcentaje del PIB a precios reales, se redujo de 4,8% en 2001 a 3,4% en 2006 y de 1,3% en 2007 a -3,3% en 2012. En términos corrientes, los resultados respectivos pasaron de -4,3% a 1,0% y de 1,3% a -2,4% del PIB nominal (gráfico 2).
Las cifras indican la asociación entre el aumento de la absorción doméstica y el deterioro de la balanza comercial. Así, el impulso del crecimiento económico a través del aumento de la demanda doméstica generará presión sobre el sector externo de la economía.
Por lo tanto, lo que se requiere es que la inversión pública contribuya al cambio de la estructura productiva futura, de tal manera que la presión coyuntural sobre la cuenta corriente pueda luego ser reducida por nueva producción nacional.
Por ejemplo, una vez que entren en funcionamiento las hidroeléctricas se reducirá la importación de diésel y con la puesta en marcha de la Refinería del Pacífico disminuirá la importación de derivados de petróleo. El desafío de la política económica es entonces garantizar que el proceso de transición no genere desequilibrios macroeconómicos insostenibles y asegurar el financiamiento necesario.