Un día desperté en la “capital” de los embotellamientos automovilísticos: Los Ángeles, California. Encontrarme en esta metrópoli fue un gran reto para mí porque podía pedalear en una ciudad fascinante y enorme. Lo primero que hice fue buscar un mapa de la urbe y encontré uno exclusivo para uso de bicicletas.

¡Qué bien!, me dije y me dispuse a poner los pies en los pedales para descubrir las nuevas calles que me han dejado más de una anécdota. Recuerdo que un día fui a comprar en una panadería y entré al negocio con mi bici porque no había dónde estacionarla. Pensé que el dueño se iba a molestar conmigo, pero no fue así; más bien se disculpó porque no tenía parqueadero. Esa fue una sorpresa para mí. Supe que a la siguiente semana había llamado a las oficinas de transporte de la ciudad para que instalaran un parqueadero de bicicletas fuera de su local.

Las autoridades de esta megaurbe ponen mucho énfasis en cuidar a quienes usamos este medio de transporte. En la calle nos respetan mucho, tanto como a los peatones. Esto es lo que más me ha gustado. He tenido la oportunidad de asistir a las famosas cicleadas vespertinas y nocturnas que organizan instituciones públicas y privadas. Al principio me sentía extraña, ya que no entendía el idioma.

Ahora uso el ‘spanglish’ y no me da vergüenza mi acento, como al principio. Llevo ya 2 años y medio en esta ciudad y siempre he usado mi bicicleta. Los fines de semana visito alguna montaña, es delicioso recibir los rayos de sol y el viento rozando mi rostro. Tengo amigos que hacen ejercicio pedaleando, otros usan la bici para trabajar como mi amigo mexicano José Gutiérrez, tiene 62 años pero aparenta mucho menos.

Sinceramente, a la bici no la cambio por nada, me siento libre, feliz, sin estrés, es un desafío para mí continuar con esta costumbre, lo haré siempre que vaya a un nuevo sitio. Mi único sueño es llegar a pedalear en una ciudad como Ámsterdam, un lugar donde la bicicleta es el medio de transporte más utilizado. Soy ciclista urbana y me enorgullezco de ello. Siento además que estoy protegiendo de alguna manera al planeta.

Leila Espinosa