¿Desde dónde se mira una ciudad y cómo se la vive? ¿Entre qué lugares se encuentra el sujeto enunciador? Hoy, las miradas diversas sobre una urbe advienen con diálogos entre sujetos en constante movimiento y con otras percepciones estéticas ligadas al descentramiento del sujeto respecto de itinerarios y lugares de convergencia. En la literatura, El libro flotante de Caytran Dölphin, de Leonardo Valencia, al parecer, tiene la capacidad de constituir otros sentidos sobre lo referencial, de manera que se propicia una nueva lectura, que al fin y al cabo deviene en representación espacial de un lugar dotado de sentidos que responden a un mundo propuesto. Así, cuando los lugares que contienen sentidos para el paseante y su memoria desaparecen, las identidades e imágenes que se erigieron sobre ellos, la historia y los sentimientos de identificación quedan suspendidos.
Esto ocurriría en tanto el espacio fuera determinante mientras exista una construcción simbólica de sentidos sobre él; sentidos que advienen de la relación del individuo con el lugar, vínculos que conforman identidades, relaciones culturales y políticas, basadas en intercambios entre los núcleos representativos del poder y los itinerarios que construyen relaciones significativas, además, ligadas con la historia(1). De acuerdo con esto, los lugares pueden ser estudiados porque “fueron cargados de sentido, y cada nuevo recorrido, cada reiteración ritual refuerza y confirma su necesidad”(2). El lugar antropológico cobra sentido “para aquellos que lo habitan y [es] principio de inteligibilidad para aquel que lo observa”(3).
El libro flotante de Caytran Dölphin aborda esa hipótesis; en él, la voz que enuncia corresponde a otro sujeto, cuya experiencia se halla determinada por el movimiento; su memoria está en tensión con el principio del cuerpo céntrico y distanciada del mismo(4). En este sentido, el cambio de lugar de nacimiento de Guayaquil descentra a los sujetos; entonces, los itinerarios que un individuo haya construido en la ciudad moderna se disuelven ante un cambio no solo físico, sino semántico: los lugares de encuentro y de asentamiento del poder que se entendían como elementos preexistentes y perennes, así como documentos, historia y literatura pierden su calidad de centro y empiezan a flotar en una caterva de referentes posibles que pueden ser sujetos a resemantizaciones. Ello implica que el referente y sus representaciones se resquebrajen.
Esto conlleva un abordaje desde otra mirada. La urbe aquí es una hoja en blanco, un comienzo abierto a la posibilidad de relacionar contextos y sentidos, cuyos referentes pertenecen a otro mapa, uno de diferentes axiomas: la ciudad vaciada de sentido para hacerla literatura inteligible. Por ello, el sujeto parece convertirse en un viajero en el más amplio sentido de la palabra, ya sea según la perspectiva de Bauman(5) o incluso desde el goce hedonista, como lo observa Maffesoli(6). Ante la experiencia de este sujeto, los lugares y los sujetos sociales de esa ciudad inundada no le dicen nada. El único referente cercano es el hotel donde se erige un conglomerado de migrantes para dar forma a un proyecto de tinte totalizador: es la primera fase de la búsqueda de referentes. Así, el lugar de paso constituye además la metonimia de la trashumancia del mundo en reconstrucción. Sin embargo, en tanto memoria e imaginación, los vestigios son el contrapunto nostálgico que radican en el desarraigo: aquí no hay dolor sino viaje como un nuevo núcleo referencial del individuo y el pasado se convierte en monumento enterrado. Así lo demuestra cuando el narrador enuncia su deseo de que todo referente nacional quede a la deriva al acceso de todos:
Qué placer imaginar el hundimiento —escribe Caytran—. Ver hundirse los principales museos del mundo, museos que tantos padres hacen recorrer a tantos hijos, a la fuerza, sin mirar, por cumplir el itinerario, sin detenerse en la pieza secundaria (un cuadro menor (un ala rota, el acanto de la columna aislada) que atrae al pequeño forzado. Hundido el Museo Británico, hundido el Louvre, hundido el Vaticano, hundido el Hermitage, hundidos los museos de Historia Natural y los Kunsthalle de Fráncfort, Zúrich, Berna, Viena, Berlín, Colonia. Hundidos los museos de oro de América Latina y los proliferantes museos de Oriente. Hundidos todos. Cada visita implica una inmersión para que salga a flote el cuadro menor, el ala rota, el acanto de la columna aislada(7).
Todos los museos nombrados y el libro flotante se vuelven metáfora del descentramiento también de los discursos históricos como ejes de la memoria y la consecuente consciencia a través de la propuesta de la itinerancia, en donde el lenguaje y el relato nacional han dejado de ser los lineamientos para entender los sujetos y espacios, distanciados de una concepción reduccionista. Los espacios reelaborados literariamente, bajo el sello de la movilidad, el rompimiento de las linealidades propuestas por proyectos totalizadores modernos frente a la concepción del espacio y del sujeto dentro de él, pierden el centro de referencia ante lo que se propondría una serie de interconexiones entre flujos culturales(8), en pos de dotar de sentidos las relaciones entre individuos y lugares.
Notas:
1.- Augé, Marc (2000). Los «no lugares». Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona: Gedisa.pp. 57-61.
2.- _______________, pp. 58.
3.- _______________, pp. 58.
4.- _______________, pp. 69.
5.- Bauman, Zygmunt (1999). La globalización. Consecuencias humanas. México D. F.: Fondo de Cultura Económica, pp. 103-104.
6.- Maffesoli, Michel (2004). El nomadismo. Vagabundeos iniciáticos, México D. F.: Fondo de Cultura Económica, pp. 19-21.
7.- _______________, pp. 33-34.
8.- Hannerz, Ulf (1998). Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Madrid: Cátedra.
9.- _______________, pp. 39-41.
Bibliografía
- Augé, Marc (2000). Los «no lugares». Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona: Gedisa.
- Bauman, Zygmunt (1999). La globalización. Consecuencias humanas. México D. F.: Fondo de Cultura Económica.
- Benjamin, Walter (1990). Poesía y capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Alfaguara.
- Hannerz, Ulf (1998). Conexiones transnacionales. Cultura, gente, lugares. Madrid: Cátedra.
- Maffesoli, Michel (2004). El nomadismo. Vagabundeos iniciáticos. México D. F.: Fondo de Cultura Económica.
- Banco Central del Ecuador (1979). Revista Cultura N°. 3. Quito: BCE.
- Valencia, Leonardo (2006). El libro flotante de Caytran Dölphin. Quito: Paradiso editores.
- Velasco Mackenzie, Jorge (1992). “Desde una oscura vigilia”, en Desde una oscura vigilia. Guayaquil: Abrapalabra.